Rusia minimiza el atentado de Siberia y habla de "tentativa de asesinato"

Rusia ha sido amenazada con atentados repetidamente por el EI por su intervención militar en Siria en apoyo del régimen de Bashar el-Asad.

Un día después de que un individuo hiriese en la ciudad de Surgut (Siberia occidental), en plena vía pública, a siete viandantes con un cuchillo, acción que reivindicó inmediatamente la organización terrorista Estado Islámico, sigue sin haber ninguna reacción oficial del Kremlin ni tampoco del Gobierno ruso. En un intento de minimizar el ataque, los investigadores lo han catalogado como una simple «tentativa de asesinato» y subrayan que la hipótesis de atentado terrorista «no es la prioritaria».

El Comité de Instrucción (SK), órgano que se encarga de investigar los crímenes de mayor resonancia, cree más probable que los apuñalamientos fueran consecuencia del estado psíquico del agresor, de quien sospechan que era un «desequilibrado». Esta versión está provocando cierta indignación entre la ciudadanía y algunos sectores de la oposición. El bloguero anticorrupción Alexéi Navalni escribió el sábado en su cuenta de Twitter que «un hombre que corre con un cuchillo e intenta matar al máximo de gente posible. ¿Qué es eso, si no un atentado?».

La agresión se produjo el sábado casi al mediodía, en el centro de Surgut, capital de una región rica en hidrocarburos. Tras acuchillar a siete personas, en un principio se había hablado de ocho, el asesino trató de huir, pero fue alcanzado por un agente y abatido. Ayer fue publicado el vídeo de una cámara de seguridad que recoge el momento en el que el policía dispara al presunto yihadista por la espalda después de perseguirle a la carrera.

El Ministerio del Interior aseguró el sábado que hubo un tiro al aire de advertencia y que el atacante opuso resistencia, extremos ambos que desmiente la grabación. No obstante, el exministro de Interior ruso, Anatoli Kulikov, declaró ayer a la radio Eco de Moscú que «los miembros de las fuerzas del orden tienen la obligación de utilizar su arma cuando el sospechoso trata de escapar y además constituye un peligro para la población». Según Kulikov, «lo fundamental es evitar nuevas víctimas».

Alexánder Bastrikin, jefe del Comité de Instrucción, se trasladó el sábado a Surgut y, según su portavoz, Svetlana Petrenko, el caso se está investigando «al más alto nivel» debido al grado de alarma social generado. Ella fue quien ayer redujo de ocho a siete la cifra de heridos. La gobernadora local, Natalia Komarova, declaró que uno de los hospitalizados se encuentra en estado «extremadamente grave», otros tres presentan heridas graves y solo uno ha sido dado de alta por el momento.

Hay confusión, no obstante, en relación con la identidad del atacante. El sábado, varios medios informativos rusos aseguraban que el autor de las puñaladas fue un tal Babichel Abdurajmánov nacido en 1994 y de origen centroasiático. Ayer, fuentes de la investigación facilitaban otro nombre distinto, el de Artur Gadzhíev, originario de la república norcaucásica rusa de Daguestán, mayoritariamente musulmana, y nacido en 1998. Actuó vestido de negro y utilizó una capucha. Su domicilio, según Petrenko, fue ayer objeto de un minucioso registro. Al parecer, su padre figura en una lista de «extremistas peligrosos».

Atentado

El último ataque terrorista de envergadura perpetrado en Rusia tuvo lugar en abril, en el metro de San Petersburgo, causó 16 muertos y decenas de heridos. Desde el pasado mes de julio, los servicios secretos rusos han venido informando regularmente de la detención de yihadistas en fase de preparación de atentados contra distintas ciudades del país, Moscú y San Petersburgo principalmente.

Rusia ha sido amenazada con atentados repetidamente por el EI por su intervención militar en Siria en apoyo del régimen de Bashar el-Asad.

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