El derribo de un caza sirio eleva la tensión entre Rusia y EE UU

Rusia rompe de nuevo el acuerdo con Estados unidos tras el derribo de un avión militar sirio por los estadounidenses.

Hace tiempo que las líneas rojas desaparecieron en la guerra de Siria, convertida cada día más en una mini guerra mundial. Rusia suspendió de nuevo el acuerdo con Estados Unidos para evitar incidentes aéreos tras el derribo el domingo de un avión militar sirio por parte de los estadounidenses; e Irán, por primera vez desde la guerra contra Irak entre 1980 y 1988, disparó seis misiles contra territorio extranjero en respuesta al doble atentado del Estado Islámico (EI) en Teherán hace diez días y que dejó 18 muertos en el Parlamento. El objetivo de la república islámica fueron posiciones del grupo yihadista en la ciudad de Deir Ezzor.

Cuando EE UU lanzó 59 Tomahawks contra una base aérea siria en abril -de la que supuestamente había salido el caza que según Washington empleó bombas químicas en un ataque en el norte del país- Rusia también anunció el final de la cooperación con los estadounidenses, pero esta se ha mantenido hasta ahora. Esta vez, el Ministerio de Defensa ruso aseguró además que "cualquier aparato aéreo, incluyendo los aviones y los drones de la coalición internacional detectados al oeste del Éufrates, en las áreas de Siria en que la aviación rusa cumple sus misiones de combate será seguido desde tierra y aire en calidad de objetivo por sistemas rusos de defensa antiaérea". Un comunicado medido que habla de seguimiento a los aparatos de la alianza, pero no de derribo.

El viceministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Riabkov, citado por la agencia oficial TASS, calificó el ataque al caza sirio de "una ayuda a los terroristas". El Comando Centro del Ejército estadounidense señaló en un comunicado que el aparato fue derribado "en defensa de las fuerzas asociadas a la coalición" en Raqqa, en referencia a la milicia kurdo-árabe de las FDS que avanzan hacia el bastión yihadista, pero Damasco aseguró que el avión atacado se encontraba en "una misión contra el grupo EI".

Misiles iraníes

En mitad del cruce de acusaciones entre Moscú, Damasco y Washington, Irán quiso "castigar a los terroristas" del EI por su doble ataque en Teherán y lanzó seis misiles contra Deir Ezzor, en una operación bautizada como 'Laylat al -Qadr' (Noche del destino). "Los bombardeos de misiles no son más que una pequeña parte de la capacidad punitiva de Irán contra los terroristas y contra sus enemigos", declaró a los medios el general Ramezan Sharif, portavoz de los Guardianes de la Revolución, quien quiso dejar claro que "los apoyos internacionales y regionales de los terroristas deben entender este aviso".

El inicio de esta "nueva fase en la guerra contra el terror", según la definición del presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento, Allaedin Borujerdi, acabó con tres décadas en las que los iraníes no habían lanzado misiles al exterior y provocó la reacción inmediata de Israel, el gran enemigo regional. Los medios del Estado hebreo destacaron que los iraníes emplearon misiles de fabricación propia, pero sobre todo subrayaron que la operación fue un fracaso ya que "se lanzaron siete misiles, de los que tres no llegaron a Siria, dos no acertaron con el objetivo y solo dos lo consiguieron", según fuentes militares citadas por el diario 'Haaretz'.

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