El terrorismo enciende la campaña electoral británica y reduce la ventaja de Theresa May

Laboristas y conservadores están prácticamente en un empate técnico, según varios sondeos.

Montaje de dos imágenes de Corbyn y May.
May y Corbyn exponen visiones opuestas para el 'brexit' ante los comicios
Efe

La seguridad nacional, la gestión de los tres atentados terroristas que han sacudido Reino Unido en menos de tres meses y la drástica reducción de efectivos policiales en los últimos años han acabado centrando el debate en la recta final de la campaña electoral de cara a las elecciones generales que se celebrarán el jueves.

La lucha antiterrorista se ha convertido en un arma arrojadiza entre laboristas y conservadores de cara a ser los próximos inquilinos del número 10 de Downing Street. Lo que parecía que iba a ser un cómodo paseo para lograr la mayoría absoluta parlamentaria para el partido que lidera Theresa May -que partía con más de 20 puntos de ventaja--, se ha convertido en una cuenta atrás angustiosa para que llegue rápido la cita con las urnas y evitar perder más apoyos.

El tema inicial de la campaña electoral, que prometía que iba a ser el Brexit, ha acabado relegado por los recortes en materia de seguridad durante el mandato de May en el Ministerio de Interior. No en vano, Europa está en medio de una nueva oleada de violencia yihadista en todo el continente pero que sitúa a Reino Unido entre sus principales objetivos.

El Partido Conservador de la primera ministra vería reducida a un punto porcentual su ventaja sobre los laboristas de cara a las elecciones que se celebrarán el jueves en el país, según un sondeo de Survation para la cadena de televisión ITV.

El domingo, ambos partidos, tenían una distancia de apenas cuatro puntos. Este nuevo sondeo, con una diferencia entre los principales partidos de apenas un punto, sitúa a tories y laboristas prácticamente en un empate técnico.

La encuesta fue efectuada el viernes y el sábado, antes del atentado perpetrado ese mismo día en Londres y que se saldó con siete muertos y 48 heridos. La Policía ha facilitado la identidad de dos de los tres atacantes y se ha desvelado que uno de los terroristas fue investigado en 2015 pero descartado como una amenaza pese a la denuncia de dos personas que advirtieron de su radicalización. Scotland Yard, en su defensa, ha asegurado que en la actualidad mantienen 500 investigaciones abiertas que involucran a cerca de 3.000 sospechosos potenciales.

Los recursos y los efectivos son fundamentales para hacer frente a la titánica tarea de evitar los ataques suicidas indiscriminados. Controlar a las cientos de personas en riesgo de ser, no sólo un islamista radical, sino un extremista dispuesto a matar y a morir se antoja casi imposible, si bien reconocen que se han conseguido evitar más de 18 atentados en los últimos meses, pese a que en la actualidad hay 20.000 policías menos que hace diez años.

El aumento de la amenaza terrorista, unido a los drásticos recortes orquestados por el partido de May, explican porqué la campaña electoral ha acabado centrada en cómo proteger a los ciudadanos y hacer del Reino Unido un país más seguro.

En el sondeo previo de Survation, publicado la semana pasada, los conservadores tenían una ventaja de seis puntos porcentuales. Sin embargo, otro sondeo de Survation publicado el sábado para el diario 'Mail on Sunday' ya daba al partido de May un único punto de ventaja.

Según la última encuesta --realizada a 1.103 personas--, los conservadores se harían con el 41,5 por ciento de los votos, mientras que los laboristas obtendrían el 40,4 por ciento de los respaldos. Los sondeos daban hasta hace tres semanas una mayoría parlamentaria abrumadora al partido de May, que la había reclamado para garantizar un mandato firme para llevar a cabo el 'Brexit'.

Las primeras encuestas tras el anuncio de los comicios daban a los Tories una ventaja de más de 20 puntos que se han ido reduciendo de manera alarmante pese a que ningún estudio demoscópico pone en cuestión la victoria de May.

Si la mayoría absoluta se resiste, quien salga vencedor -- previsiblemente los 'tories'-- tendrán que tantear alianzas con otras opciones como el Partido Socialdemócrata o el Partido Nacionalista Escocés (PNE), que pese a su escasa representación puede acabar siendo decisivo.

Los escoceses, liderados por Nicola Sturgeon, no se han mostrado muy a favor de las políticas de los conservadores británicos. El lunes, la primera ministra escocesa afirmaba que confiaba en que Escocia se independice de Reino Unido de cara a 2025. Sturgeon ya defendió el pasado mes de mayo la necesidad de consultar a los escoceses sobre su continuidad o salida de Gran Bretaña una vez que concluya el proceso de desconexión de la Unión Europea.

Si el proceso de salida de Europa parecía que iba a ser el centro de la campaña electoral, en la recta final de la misma, ha sido el terrorismo y la seguridad nacional lo que se ha acabado encendiendo la contienda y colocando a Theresa May en una situación complicada con petición de dimisión por parte de su rival después de que Reino Unido haya padecido tres atentados terroristas en dos meses y medio y la campaña electoral se haya tenido que suspender dos veces en quince días.

A pesar de que el zarpazo del terrorismo no es ajeno para un Reino Unido que tuvo que responder durante décadas a la amenaza del IRA, se trata de la primera vez que la violencia golpea en la antesala de unos comicios. En consecuencia, es difícil que la barbarie de Londres y la de hace dos semanas en Manchester no ejerzan un peso importante en el imaginario colectivo de una ciudadanía, que ha visto a su clase política acusarse de emplear la tragedia con fines electoralistas.

La primera ministra, Theresa May, nunca se ha planteado suspender la cita con las urnas, una resolución que nadie ha cuestionado en casa, ni en el exterior. El grave mensaje que la democracia más antigua de Occidente transmitiría si pusiese en suspenso su máxima expresión de libertad por el terrorismo tan solo alimentaría las ínfulas del autodenominado Estado Islámico, pero es complicado evitar que el impacto de sus acciones sobre la memoria colectiva se traslade hasta los colegios electorales.

A los laboristas no les ha gustado la marcada reacción política con la que Theresa May contestó a la matanza de la capital, defendiendo un endurecimiento de las penas y más capacidades para las fuerzas de seguridad.

Sus críticas, no obstante, cuestionan también el criterio de un partido que ha imputado el dramático aumento de la violencia reciente a los recortes acometidos por la primera ministra en materia de efectivos policiales, especialmente durante su periodo al mando del Ministerio del Interior, sobre todo cuando el candidato ha pedido la dimisión de la 'premier' a tres días de las generales.

Acusan a May de reducir los efectivos policiales en 20.000 desde que en 2010 ocupara la cartera de Interior. Lo cierto es que en seis años, la premier británica llevó a cabo los peores recortes en la Policía que se recuerdan. Menos presupuesto para unos servicios de seguridad que están colapsados puede acabar cobrándose su factura en las urnas. Sobre todo en un momento en el que Reino Unido ha sufrido tres ataques terroristas que se han cobrado la vida de 34 personas en menos de tres meses y que han dejado más de un centenar de heridos.

El laborista Corbyn ha ido escalando posiciones hasta situarse muy próximo a su rival. No obstante, si los atentados tendrán o no efecto en el resultado será cuestión de análisis postelectorales a falta de referentes históricos con los que contrastar estas dinámicas en Reino Unido.

Si la participación el jueves fuese elevada, favorecería al Laborismo, fundamentalmente si consigue movilizar a los jóvenes, uno de los segmentos de población más favorables a Corbyn aunque las nuevas generaciones sean menos propensas a acudir a las urnas.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión