Diario de batalla de las tropas que luchan contra el EI en el oeste de Mosul

El Ejército iraquí luchan a diario contra el grupo terrorista EI en el recién abierto frente en el noroeste de la ciudad de Mosul.

Un soldado iraquí junto a las ruinas de la mezquita de Al Nabi Yunes, que fue destruida por el grupo terrorista Estado Islámico tras su irrupción en Mosul en 2014. En su afán por buscar restos arqueológicos de valor para venderlos en el mercado negro, el grupo terrorista Estado Islámico (EI) excavó túneles en la zona histórica de la ciudad iraquí de Mosul y descubrió dos estatuas de toros alados asirios, los últimos que quedan intactos en la urbe. Las estatuas de seres mitológicos, también conocidos como "lamassu", datan del año 610 a.C. y fueron encontradas debajo de la citada mezquita, destruida totalmente por el EI porque se cree que en ella se encuentran los restos mortales del profeta Jonás, algo rechazado por el grupo radical.
Diario de batalla de las tropas que luchan contra el EI en el oeste de Mosul
EFE/Yáser Yunes

Las tropas de la IX División del Ejército iraquí luchan a diario contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI) en el recién abierto frente en el noroeste de la ciudad de Mosul, en una dura batalla calle a calle.

Cada día, decenas de soldados y los víveres necesarios para ellos, salen de la sede de la IX División en Halila, al oeste de Mosul, hacia las zonas de Al Mishirfa y Al Haramat, por donde las tropas han avanzado en la pasada semana y se han hecho con el dominio de los distritos de Al Mishirfa 2, y Al Haramat I y II.

Los vehículos blindados que transportan a los uniformados pasan por vías desérticas y por carreteras destruidas por los bombardeos, hasta el acceso sur de Mosul, y en cualquier momento pueden ser blanco de los ataques del EI: francotiradores, coches bomba y proyectiles de mortero, además de disparos.

Las tropas están desplegadas en las zonas poco pobladas en el interior de la urbe y han levantado barricadas para protegerse de los atentados con coche bomba, la principal arma que los yihadistas emplean contra sus enemigos.

El ejército iraquí cuenta con excavadoras blindadas que van abriendo trincheras y levantando nuevas barreras defensivas cada vez que se produce un avance.

Los tanques progresan lentamente en las calles de la urbe, debido a la resistencia del EI y a la presencia de civiles, y disparan con sus cañones para repeler el fuego enemigo.

Los soldados se parapetan detrás de los blindados, vehículos modernos de fabricación estadounidense, y usan ametralladoras y lanzagranadas RPG en su batalla frente a un enemigo menos equipado y preparado, pero dispuesto a luchar hasta la muerte.

Los uniformados van rotando en el frente y hacen turnos de unas 10 horas aproximadamente, para mantener el terreno ganado. Aún así, en ocasiones lanzan ataques "sorpresa" y penetran en una zona, para luego retirarse de nuevo y esperar el momento adecuado para poder tomar el control de la misma.

Su estrategia depende de la información que reciben de la inteligencia y también de los residentes que colaboran con las fuerzas gubernamentales y les proporcionan datos sobre la presencia y movimientos de los yihadistas en el interior de los barrios.

En su avance, las tropas se sitúan en ocasiones a tan sólo 100 metros de distancia de los combatientes del EI y reciben disparos de los francotiradores y bombas lanzadas por los radicales, tal y como pudo constatar Efe en el frente de batalla.

Un comandante de la IX Brigada, el coronel Sadiq Risan, se encuentra en la primera línea de batalla dirigiendo los tanques y los soldados dando instrucciones por su walkie talkie.

Explica que los combates son "violentos" y que el EI se ha debilitado por lo que emplea a terroristas suicidas y coches bomba, y se escuda detrás de los civiles.

"Los terroristas están desplegados en las azoteas de los edificios y los helicópteros no los pueden bombardear para evitar causar bajas entre los civiles", añade.

Aún así, Risan asegura que las tropas avanzan y que han penetrado en nuevos barrios de la parte occidental de Mosul, desde que abrieron este frente el pasado 4 de mayo.

De repente, una explosión sacude la zona, provocando la rotura de las ventanas de las viviendas cercanas: se cree que ha sido obra de un terrorista suicida que quería atentar contra las unidades castrenses.

Cuatro soldados resultan heridos, entre ellos un capitán, además de siete civiles.

A las siete de la tarde, cuando cae el sol, llega el momento de retirarse y volver a la base, pasando por la zona industrial periférica de Mosul hasta alcanzar su acceso sur, pero por el camino otro mortero impacta cerca de las tropas.

En las afueras de la ciudad, se encuentran con cientos de familias que huyen de Mosul y los soldados ayudan a evacuar a los civiles que fueron blanco de los disparos de los francotiradores del EI y los transportan en vehículos militares hasta los hospitales de campaña más cercanos.

Además, se llevan un preciado botín de guerra: grandes cantidades de armas y municiones, incluido un cañón, y documentos que contienen información importante de la organización terrorista.

El general Walid Jalifa, vicecomandante de las tropas de artillería explica que fueron requisados en dos casas en Al Mishirfa durante los combates.

Jalifa asegura que "falta poco para recuperar el control de toda Mosul y expulsar al EI" de la ciudad, aunque el principal desafío en estos momentos son los civiles que permanecen bloqueados en su interior, que se calcula que son cientos de miles.

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