Las disputas entre Abás y Hamás dejan a Gaza sin suministro eléctrico
La crisis de la electricidad en Gaza se remonta al inicio de la división interna palestina, cuando Hamás expulsó a las fuerzas de seguridad de Abás y tomó el control del enclave.
La principal central eléctrica de la Franja de Gaza detuvo este domingo el suministro por falta de combustible debido a las disputas entre el movimiento islamista Hamás, que controla el enclave costero, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás.
Las turbinas de la única central, en el sur de Gaza, pararon después de que se agotara el combustible, que había donado Catar para superar la crisis de enero, informó el organismo de energía que gestiona el grupo islamista.
Los gazatíes tendrán menos tiempo de electricidad, que pasará del ciclo de ocho horas de abastecimiento, con un intervalo de ocho de desconexión, a tramos de seis horas con 12 de cortes de electricidad.
La crisis de la electricidad en Gaza se remonta al inicio de la división interna palestina, que comenzó en junio de 2007, cuando Hamás expulsó a las fuerzas de seguridad de Abás y tomó el control del enclave.
Estas desavenencias han ocasionado problemas de suministro por los desacuerdos sobre quién y cómo se debe pagar el combustible que entra desde Israel, que mantiene además un férreo bloqueo en la entrada de mercancías, como el carburante.
El cierre de la central eléctrica se produjo después de las recientes advertencias hechas por Abás, quien aseguró que "tomaría medidas sin precedentes" contra el Ejecutivo de Hamás.
A principios de abril, la ANP recortó el 30 por ciento de sus empleados en el enclave, incluidos funcionarios públicos y agentes de seguridad, una medida que indignó a la población.
Oficiales cercanos al presidente palestino declararon a la prensa que Abás está decidido a continuar con estas medidas de presión para forzar al movimiento islamista a abandonar el Gobierno y entregarlo de nuevo a la ANP.
Las mismas fuentes consideran que la ANP ha estado financiando la división interna durante diez años, en los que Hamás no asume ninguna responsabilidad y sigue rechazando todos los esfuerzos para poner fin a sus diferencias y lograr una reconciliación definitiva.
