Anis Amri estaba dispuesto a inmolarse en un gran atentado suicida

En comunicaciones telefónicas , se ofreció en varias ocasiones para cometer un atentado y perder él mismo la vida.

Fotografías facilitadas por la policía del tunecino Anis Amri, buscado por el atentado en Berlín.
Fotografías facilitadas por la policía del tunecino Anis Amri, buscado por el atentado en Berlín.
EFE

Anis Amri, el sospechoso terrorista más buscado de Europa y considerado por las autoridades alemanas autor del atropello masivo con un camión en Berlín que causó 12 muertos y medio centenar de heridos el lunes, estaba dispuesto a inmolarse en un gran atentado suicida.


El tunecino, que el jueves cumplió 24 años, había llamado ya hace meses la atención de las fuerzas de seguridad germanas con declaraciones alarmantes sobre sus intenciones asesinas. En comunicaciones telefónicas intervenidas a varios dirigentes salafistas en el país, Amri se ofreció en varias ocasiones para cometer un atentado y perder él mismo la vida, según publicó Spiegel Online a partir de fuentes de la investigación.


Sus palabras se consideraron tan encriptadas que no bastaron para conseguir una orden de detención de un juez. Tampoco cuando en una de las conversaciones intervenidas se interesó por la compra de un arma.


En paradero desconocido desde el atentado, Anis Amri, por cuya captura se ofrecen hasta 100.000 euros de recompensa, es el presunto conductor del camión que invadió la acera de un mercadillo navideño en la Breitscheidplatz de Berlín y arrolló a los paseantes hasta detenerse de nuevo en el asfalto tras su carrera asesina.

 

Los investigadores justificaron por razones de procedimiento forense el retraso de casi 24 horas en la identificación de Anis Amri como principal sospechoso por el hallazgo de su documentación bajo el asiento del conductor. Los técnicos de la investigación, entre ellos los responsables de obtener huellas dactilares y de ADN, tuvieron que esperar para entrar en el camión a que sabuesos adiestrados captaran el olor de la persona que estuvo al volante sin que la prueba se viera contaminado por el de otros seres humanos.


Tras el atentado, la cabina sólo se abrió para retirar del asiento del copiloto el cadáver del chófer original, Lucasz Urban, secuestrado y asesinado presuntamente por el joven tunecino. El ministro federal del Interior, Thomas de Maizière, comunicó además que las huellas dactilares de Amri se localizaron en el vehículo.


El proceso para la expulsión de Alemania del presunto terrorista comenzó en abril pasado, cuando presentó una petición de asilo ante la Oficina Federal de Migración y Refugiados (Bamf) y se hizo pasar por perseguido político egipcio. Al verificar su foto y huellas, se comprobó que se había registrado en Alemania con varias identidades y fechas de nacimiento. Su solicitud fue rechazada, pero su expulsión y repatriación a Túnez no pudo consumarse por problemas formales.


Anis Amri se encontraba desde entonces en situación de 'tolerado' en Alemania, a la espera de que Túnez enviara su pasaporte para la repatriación -el documento llegó a Berlín un día después del atentado-. Sin embargo, el tunecino continuó moviéndose con entera libertad por Alemania, a donde llegó el verano de 2015 desde Italia.


Las fuerzas antiterroristas alemanas le tenían fichado como peligroso desde marzo pasado, tras comprobar que buscaba abiertamente a colaboradores para cometer juntos atentados de inspiración islamista. Fue detenido a finales de julio para ingresar en prisión previa a la deportación en la cárcel de Ravensburg y puesto de nuevo en libertad tres días después porque Túnez no terminaba de enviar los papeles. Entonces, se perdió su pista.


Todas estas circunstancias atizan un encendido debate político sobre el fracaso de las autoridades a la hora de controlar y detener a un peligro potencial como Anis Amri y sobre el endurecimiento de la política de asilo. Incluso representantes conservadores, como Armin Laschet, vicepresidente de la Unión Cristianodemócrata que lidera la canciller federal, Angela Merkel, calificaron de "escandalosos" los fallos de seguridad en el 'caso Amri', que el presidente de los liberales, Christian Lindner, considera un "fracaso del Estado".


Los titulares de Interior y Justicia anunciaron que habrá "consecuencias" por los posibles errores cometidos, pero subrayaron que "ahora hay que concentrarse en la busca y captura" del principal sospechoso.


Pese a las críticas, Merkel alabó la labor "altamente profesiona" de la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) y la Policía, a las que consideró conscientes de que "millones de personas esperan que anuncien pronto" la captura del sospechoso.


La jefa del Gobierno celebró la reacción de los ciudadanos ante el atentado de Berlín. "En los últimos días me he sentido muy orgullosa por la serenidad con la que la gran mayoría de la gente ha reaccionado ante esta situación", dijo Merkel, quien recordó también a las víctimas mortales y heridos del atentado, a quienes las fuerzas de seguridad y las autoridades "debemos nuestros mayores esfuerzos" para resolver el caso.


Entretanto, tres de las doce personas que perdieron la vida el lunes continúan sin ser identificadas, según reconocieron las autoridades berlinesas. Se sabe con certeza que seis eran alemanes, una italiana y una israelí. El noveno verificado es el chófer polaco del camión, que eleva por ahora a tres el número de víctimas mortales extranjeras. Los nombres de los fallecidos, entre los que no hay españoles según la Embajada en Berlín, sólo son comunicados a sus familiares directos y no se publican en la prensa germana.

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