Los feudos de Trump, entre la sorpresa y la esperanza

Los votantes de Virginia Occidental, donde el magnate ha logrado un 69% de los apoyos, aún no se creen que hayan obtenido la victoria.

"Estoy sorprendido y esperanzado. Los últimos ocho años han sido tan malos para la economía. Se trata del bolsillo. Espero que Donald Trump devuelva el impulso económico", asegura Donn Davis, propietario de un hotel histórico en Charles Town, en Virginia Occidental.


Este estado, uno de los bastiones del nuevo presidente electo de EE. UU., Donald Trump, se despierta con sorpresa y expectación ante la llegada del magnate neoyorquino como nuevo inquilino a la Casa Blanca a partir de enero. El estado, como se esperaba, respaldó a Trump con amplio margen, un 69% de los votos.


La perplejidad viene por el triunfo en Washington. Pocos eran, incluso entre sus votantes, los que veían a Trump en la Casa Blanca. En este sentido, Davis sostiene que no se esperaba que el republicano se impusiese a la candidata demócrata Hillary Clinton, pero se muestra optimista por el hecho de que la ex secretaria de Estado no llegase el poder.


"(Clinton) era rehén de Wall Street. Los acuerdos comerciales solo beneficiaban a las grandes empresas", señala al referirse al Acuerdo Transpacífico (TPP), firmado a comienzos de año entre EE. UU. y otras once naciones de la cuenca del Pacífico y que Trump ha prometido rechazar.


No obstante, Davis, quien se muestra especialmente orgulloso del hermoso hotel construido en 1836 y que compró con su esposa tras mudarse desde Illinois, reconoce la ansiedad que ha generado el nuevo presidente electo con sus controvertidos comentarios sobre los hispanos, las mujeres y los musulmanes, en concreto entre las generaciones más jóvenes.


"Mi hijo y sus amigos, que viven en Chicago, piensan que es el fin del mundo. Pero no lo es. EE. UU. siempre se recupera. Necesitábamos un cambio, eso es todo", remarca.


A media mañana del día después de la mayor sorpresa electoral en décadas en EE. UU., la calma reina en este pequeño pueblo de apenas 5.000 habitantes, que hace gala del ilustre pasado en el que Charles, hermano del primer presidente estadounidense George Washington, tuvo una hacienda.


En el único restaurante mediterráneo de la localidad se encuentra Alfredo, propietario del negocio y de origen hondureño. "Menuda sorpresa. Está todo bien. Pero no era lo esperado", concede.


Alfredo se mudó a Charles Town hace casi una década desde Gaithersburg, a las afueras de Washington, y se muestra encantado con la vida rural y tranquila de Virginia Occidental. Aunque se considera "republicano", afirma que votó por Clinton. "No me gusta lo que dice Trump de los inmigrantes, de los mexicanos. Aquí la gente viene a trabajar porque hay empleo", agrega.


Pese a ser sólidamente republicano en las elecciones presidenciales desde 1996, lo cierto es que Virginia Occidental tiene una peculiar tendencia a escoger candidatos presidenciales republicanos y demócratas para los cargos estatales. En esta ocasión, repitió la preferencia por una papeleta electoral mezclada.


Como gobernador eligió a Jim Justice, un magnate de la industria del carbón que compitió como demócrata frente al exlegislador republicano Bill Cole, que expresó su apoyo explícito a Trump.


Justice, en su discurso de victoria, calificó este martes como "el primero de una cura de verdad", y sostuvo que no se puede estar peleando contra los otros", sean republicanos o demócratas, ya que la gente ahí fuera no está exigiendo cosas". "Debemos unirnos", afirmó.


El Estado, que cuenta con una población de 1,85 millones de personas, ha sido uno de los más afectados por el hundimiento de la minería de carbón, motor de la economía local en el siglo pasado y hoy visto con nostalgia.


"Esta es la cuestión: Virginia Occidental es realmente única", señala Damien Arthur, profesor de política de la Universidad de Marshall, en declaraciones al diario estatal Charleston Gazzette.


Para los virginianos occidentales, apunta Arthur, "el sistema les ha dejado atrás. Clinton es todo lo 'sistema' que se puede ser, y Trump es cualquier cosa menos eso. Está al margen, y la gente le quiere porque será capaz de revolucionar el gobierno que no ha funcionado para ellos".


En esta ocasión, sin embargo, Virginia Occidental no fue excepcional.


Además de tradicionales feudos republicanos, Trump se impuso en estados clave ganados hace cuatro años por Barack Obama como Ohio, Carolina del Norte o Pensilvania.

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