El Partido Demócrata (PD) del primer ministro italiano, Matteo Renzi, se ha resentido en las elecciones municipales, al arriesgar distintas capitales por las que luchará en un segundo turno, a causa del avance del Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

"No estamos contentos (...) No digo que el resultado sea negativo porque no lo pienso, pero un equipo que quiere ganar siempre, cuando vence, pero no en todos los sitios, no está contento", lamentó Renzi en una rueda de prensa en la que analizó los datos del escrutinio.

Un total de 1.342 localidades y grandes ciudades de todo el país han votado para renovar sus ayuntamientos y alcaldías y, a tenor de los resultados, publicados hoy, el PD podría arriesgar consistorios tan importantes como los de Milán, Turín o Roma.

No obstante la partida continúa abierta, ya que estas ciudades celebrarán el próximo 19 de junio un segundo turno después de que ningún candidato haya logrado el quórum del 50 % de los votos requeridos para ganar de una vez por todas en la primera vuelta.

En Roma, gobernada en el último lustro por el PD, la apuesta de Renzi, Roberto Giachetti, ha cosechado el 24,9 % de los votos, quedando así muy por debajo de la gran triunfadora de la jornada, Virginia Raggi, del Movimiento Cinco Estrellas.

Raggi, licenciada en Derecho de 37 años, ha proclamado que "el viento está cambiando" en la capital, ante la posibilidad de convertirse en la primera mujer al frente de un consistorio salpicado por numerosos escándalos en los últimos meses.

Giachetti además consiguió salvar la segunda posición del impresionante avance de la líder ultraderechista Giorgia Meloni, de "Hermanos de Italia" que, apoyada por la xenófoba Liga Norte (LN), quedó en tercer lugar al sumar el 20,6 % de los votos.

"Hemos rozado el milagro", declaraba la dirigente en una rueda de prensa para lamentar su exclusión de la segunda vuelta, que lo ha sentido como "si hubiera perdido un Mundial en los penaltis".

La derecha perdió la posibilidad de alcanzar la ansiada segunda plaza en Roma debido a que finalmente concurrió dividida en dos listas, la de Meloni y la del empresario Alfio Marchini, apoyado por el magnate Silvio Berlusconi y que apenas llegó al 10 %.

Por otro lado en Milán, considerada la capital económica del país, Renzi propuso a Giuseppe Sala por su gestión como comisario de la Exposición Universal del pasado año, celebrada en el país como un rotundo éxito, lo que le granjeó cierta popularidad.

Sin embargo Sala tampoco se hizo con el ayuntamiento de la capital lombarda este lunes al quedarse en el 41,69 % de los votos, muy cerca del segundo, el conservador Stefano Parisi (40,77 %), apoyado por una derecha esta vez compacta.

En Turín la partida final se jugará también en la segunda vuelta, debido a que el alcalde saliente de centroizquierda, Piero Fassino, no ha logrado pasar del 41,83 % de los votos y tendrá que medirse con Chiara Appendino, del M5S, en el 30,92 %.

Este resultado ha sido recibido como un rotundo éxito entre los seguidores de Beppe Grillo, que de ganar también en la capital se anotarían dos de las grandes urbes italianas, sumándolas a otras de menor entidad como Livorno, Parma y Ragusa.

Por otro lado en Bolonia, el regidor Virginio Merola, de centroizquierda, cosechó el 39,46 % de los sufragios y se enfrentará a la conservadora Lucia Borgonzoni (22,27 %). Pero el gran varapalo para Renzi se produjo en Nápoles, donde su candidata, Valeria Valente, con un 21,1 % de los votos, revivió la pesadilla del 2011 y ni siquiera logró situarse entre las dos primeras listas para optar a la elección el 19 de junio.

Le adelantaron el alcalde saliente, Luigi di Magistris, que llegó al 42,64 % apoyado por una lista de izquierdas, y el candidato de la derecha, Gianni Lettieri (24,08 %).

"El peor resultado del PD se da en Nápoles, afecta a la ciudad donde el PD no consigue expresarse de la mejor manera. Nápoles es una ciudad maravillosa pero es un problema para el PD", dijo, para después afirmar que organizará una comisión del partido para afrontar esto.

En una rueda de prensa, Valente señaló que la capital campana necesita "un nuevo PD" y abogó por una refundación basada en las jóvenes generaciones de políticos que "no consiguen emerger" en dicha ciudad.

Por contra, el PD sí que logró ganar sin margen de dudas en Cagliari, capital de la isla de Cerdeña, donde la apuesta el alcalde saliente Massimo Zedda, se hizo con el 51 % de los votos.

Estos comicios se plantearon como una prueba sobre la solidez del Gobierno de Renzi, si bien él negó esta consideración, ya que en su opinión las municipales "no deben ser juzgadas como el resultado de unas elecciones nacionales".