El pacto migratorio de la UE, en el punto de mira

El polémico pacto migratorio entre la UE y Turquía nació herido por las muchas dudas éticas y legales que conllevaba, y tras dos meses de entrada en vigor, todo son complicaciones políticas y jurídicas. Eso sí, las llegadas a Grecia se han reducido drásticamente, casi un 90%. Quizá es la única nota positiva para una UE que estaba sufrido una crisis interna de enorme envergadura. "Ya no hay muertes en el Egeo, ésta es la gran victoria", insisten en defender desde las instituciones comunitarias.

Al margen de esto, casi nada carbura. Y es que lejos de recular, Turquía sigue retando a Europa con medidas legislativas que nada tienen que ver con el espíritu comunitario. El jueves, sin ir más lejos, el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan decidió retirar la inmunidad parlamentaria a la oposición prokurda y republicana para poder actuar contra ellos sin ningún reparo. El Parlamento Europeo puso el grito en el cielo y capitales como Berlín no dudaron en mostrar su preocupación.

Los ministros de Interior de los Veintiocho se reunieron precisamente el jueves en Bruselas para analizar de forma conjunta el estado de la situación y recordar a Ankara que si quiere que sus ciudadanos entren a Europa sin visado para estancias inferiores a 90 días deberá cumplir "todos los requisitos, los 72, que exige la normativa comunitaria". Entre ellos, la modificación de su ley antiterrorista para equipararla a los estándares europeos. Turquía se niega, lo que ha dilatado el proceso hasta al menos octubre, cuando estaba previsto que se aprobase ya en junio. No hay que olvidar que esta es una de las contrapartidas que debe pagar la UE a cambio de que Ankara se comprometa a acoger a todos los asilados que lleguen a Europa de forma irregular, ya sean sirios o no.

Todo se está complicando sobremanera porque el proceso de expulsión que estaba previsto desde Grecia sigue bloqueado. El acuerdo se concibió bajo la premisa de que Turquía es un país seguro y, por ende, es el encargado de acoger a las personas que soliciten asilo. Eso sí, cada caso debe analizarse de forma individualiza para garantizar los derechos de todos los refugiados. El problema no sólo es que las autoridades griegas no den abasto; el jueves, un juez dictó la primera sentencia en contra de una expulsión al considerar que Turquía "no es un país seguro". "Hemos dado garantías y los Estados miembros han vuelto a respaldarlas", recalcó el comisario europeo de Migración, el griego Dimitris Avramopoulos.

Nuevas llegadas a España

Todo son problemas. Para muestra, la propuesta "obligatoria" de recolocar en la UE a 160.000 asilados que se encuentran en Grecia e Italia. Muchos meses después, sólo han sido trasladados 1.581, lo que obligó al comisario a trasladar de nuevo a los ministros su "decepción" por lo que está ocurriendo.

A España, sólo lo han hecho 18, pero el ministro, Jorge Fernández Díaz, avanzó que a partir del martes, día 24, comenzarán las primeras llegadas del cupo de 150 personas procedentes de Grecia. Además, hay otros 32 de Italia que están a la espera. "Cumpliremos nuestros compromisos y cuando se materialicen estas cifras, seremos uno de los países que está a la cabeza de recolocaciones", recalcó. Respecto al programa de reasentamiento de asilados que se encuentran en países terceros, aclaró que también está prevista la llegada inminente de 285 personas procedentes de Líbano.

Por otra parte, el Consejo acordó una postura conjunta de cara a la negociación con la Eurocámara para establecer un mecanismo de emergencia a la exención de visados para poder garantizar la seguridad dentro del cuestionado espacio Schengen.