El Papa desatasca la reconciliación con los lefebvrianos

Benedicto XVI levantó la excomunión a los cuatro obispos de la Fraternidad a principios de 2009, pero desde entonces se han registrado pocos avances en el camino hacia la unidad, debido especialmente a las dificultades doctrinales.

El Papa Francisco.
El Papa Francisco.
ALESSANDRO DI MEO / POOL

El papa Francisco se reunió el viernes pasado pasado con Bernard Fellay, superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, fundada por el arzobispo cismático francés Marcel Lefebvre en 1970 para aglutinar a los ultratradicionalistas descontentos con las reformas del Concilio Vaticano II. Los 'lefebvrianos', como se les conoce por su fundador, llevan desde 2008 llamando a las puertas del Vaticano para solicitar la reconciliación con la iglesia de Roma.


Benedicto XVI levantó la excomunión a los cuatro obispos de la Fraternidad a principios de 2009, pero desde entonces se han registrado pocos avances en el camino hacia la unidad, debido especialmente a las dificultades doctrinales.


Tras la elección de Jorge Mario Bergoglio como obispo de Roma, las negociaciones con la Fraternidad se encontraban estancadas. No ayudaron a crear un ambiente de diálogo las críticas de los 'lefebvrianos' a Francisco por sus lazos tendidos a otras religiones y a otras iglesias no católicas, pues para los alrededor de 500 sacerdotes de esta comunidad el ecumenismo y el diálogo interreligioso son dos de los avances del Concilio Vaticano II más difíciles de aceptar.


Bergoglio desatascó la situación cuando permitió a todos los católicos que durante el presente Jubileo de la Misericordia puedan confesarse con los presbíteros que forman parte de la Fraternidad. Esta decisión suponía un reconocimiento de esta realidad eclesial con la que el Pontífice deseó que pronto se encontraran «las soluciones para recuperar la plena comunión».


El Vaticano ofreció en 2011 a los 'lefebvrianos' la integración completa en el catolicismo a través de la creación de una prelatura personal, una figura canónica que les permitiría mantener sus particularidades. Esta fórmula ya la utiliza el Opus Dei y los llamados 'anglocatólicos', los anglicanos que volvieron a la comunión con la Santa Sede en 2009.


El acercamiento entre la Santa Sede y la Fraternidad provocó una gran polémica cuando se supo que uno de los obispos a los que Benedicto XVI levantó la excomunión es un negacionista del Holocausto.

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