Trabajadores y pasajeros del Aeropuerto de Bruselas, en shock tras atentados

El corazón de Europa ha sufrido tres ataques este martes con treinta muertos y decenas de heridos.

Dos grandes estruendos, mucho humo, sangre y caos para salir. Algunos trabajadores y pasajeros que este martes estaban en el aeropuerto de Zaventem, en Bruselas, durante los dos ataques terroristas, describieron así a Efe cómo se vivió el atentado desde la terminal.


Miguel Doménech, estudiante valenciano de Erasmus en Bruselas, acompañaba a su novia, que volvía a España tras un viaje, cuando ocurrieron los ataques. Estaban en una cafetería de la terminal cuando escucharon dos explosiones que hicieron que temblara el suelo y que saliera "mucho polvo".


"Tras la segunda explosión avisé a mi madre de que estaba bien, y nos trasladaron a la pista de aterrizaje y de ahí habilitaron autobuses para llevarnos fuera", contó el estudiante a Efe, que destacó el "genial servicio de atención" de los servicios de emergencia belgas, que proporcionaron "mantas y agua" inmediatamente.


Los belgas viven este martes posiblemente los atentados terroristas más grave de la historia del país, después de que a las 07.15 GMT se produjeran dos atentados en el aeropuerto de Bruselas, que han ocasionado la muerte de 14 personas, y casi una hora después, otro en un tren que estaba en la estación de metro de Maalbeek, donde se han contabilizado otros 20 muertos.


Según los datos facilitados hasta el momento por el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, y la ministra belga de Sanidad, Maggie De Block, el número de heridos asciende a 200, entre ellos algunos de gravedad.


En el aeropuerto, muchos de los pasajeros han sido trasladados al vecino pueblo de Zaventem, donde se han habilitado zonas de acogida, aunque muchos de ellos han preferido reservar en hoteles por el área a la espera de nuevas noticias.


Las dos explosiones ocurridas en el aeropuerto bruselense detonaron en la zona de facturación de maletas, tras las que se levantó una inmensa nube de humo que fomentó el pánico colectivo.


"Hubo mucho humo y la gente se quedó paralizada sin saber dónde ir porque no sabes de dónde puede venir el peligro", relató a Efe Gnamien Tchimou, trabajador en el aeródromo.

"Las ventanas estaban rotas y había mucha sangre. Nos gritaban que huyéramos pero la gente no sabía dónde ir", comentó el trabajador.


Entre los pasajeros que iban a tomar este martes un vuelo estaban el ex jugador de baloncesto Juanma López Iturriaga o el delantero del Norwich City Dieumerci Mbokani, ambos a salvo.


El aeropuerto de Zaventem ha cerrado todas sus entradas, custodiadas por un fuerte control policial, y los servicios de tren, autobús o taxi han sido suspendidos. Está prevista la reapertura de ese aeródromo bruselense el miércoles a partir de las 05.00 GMT.

Parte de los vuelos han sido desviados a los aeropuertos regionales de Lieja y Charleroi, donde se han reforzado las medidas de seguridad, así como a otros internacionales vecinos.


En el barrio europeo de la capital belga, ahora bajo un perímetro de seguridad policial y militar, también se han vivido momentos de tensión y miedo tras la explosión ocurrida en el metro de Maalbeek, el más cercano a la sede del Parlamento Europeo (PE).


Sofía García, una española que trabaja a apenas tres minutos de esa estación de metro, dijo a Efe que "estaba caminando hacia la oficina cuando ocurrió (el atentad). Lo que hemos visto es policía corriendo, muchos coches y motos de la policía".

"Pararon el tráfico y pensábamos que era por lo del aeropuerto. Había mucha confusión", señaló.

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