"Alá me lo ordenó"

?La mujer que decapitó a la niña que cuidaba declara ante la justicia mientras se acusa al Gobierno ruso de ocultar la cobertura del caso.

La cuidadora escoltada por la policía a su llegada al tribunal.
La cuidadora escoltada por la policía a su llegada al tribunal.
Efe

Gulchejra Bobokúlova, la niñera uzbeka que el pasado lunes se paseó por las calles de Moscú al grito de "Alá es grande" y mostrando la cabeza de la niña de cuatro años a la que decapitó, dijo ayer al llegar a la sala del tribunal que lo hizo "por orden de Alá". Su pavoroso crimen está sembrando la polémica en Rusia, ya que unos lo achacan a la permisividad con los inmigrantes y otros están convencidos de que fue una acción terrorista y el Gobierno trata de ocultarlo.


Las autoridades favorecen que se suprima en las televisiones estatales la cobertura y seguimiento del caso. Tratan de presentar lo sucedido como la transgresión sin más de alguien que no está en sus cabales, como algo a lo que no hay que darle demasiadas vueltas y que nada tiene que ver con los bombardeos en Siria. El problema es que, después de que el Kremlin ocultara durante casi tres semanas el hecho de que el Airbus-321 de la compañía rusa Metrojet fue derribado el pasado 31 de octubre sobre el Sinaí por una bomba colocada por terroristas del Estado Islámico, ahora todos tienden a pensar lo peor.


Bobokúlova, de 38 años de edad, natural de Samarcanda (Uzbekistán), divorciada y madre de tres hijos de 20, 19 y 16 años, tuvo ayer su primera comparecencia ante el juez, que ordenó su encarcelamiento preventivo. "Me lo ordenó Alá", dijo con el máximo aplomo tras la rejas de la jaula habilitada al efecto. "Hola a todos, Alá enviará pronto un segundo profeta que traerá noticias de la paz", exclamó. Afirmó también que le han prohibido comer y que tenía hambre. Repetía, al igual que el día del atroz asesinato, que "se acerca el fin del mundo".


La presunta asesina llevaba tres años trabajando como cuidadora en la familia de Nastia, la pequeña de cuatro años a la que decapitó cuando los padres y uno de sus hermanos salieron a la calle. Así lo hacía constar ayer el informe presentado ante el Tribunal por el Comité de Instrucción.

Después, prendió fuego a la casa, acudió a la boca de metro más cercana y, durante más de tres cuartos de hora, deambuló gritando, amenazando con inmolarse y mostrando la cabeza de la niña.


Mucho antes de ser detenida, sus evoluciones fueron observadas por varios policías sin que llegaran a actuar. Ello ha motivado que se abra una investigación en relación con los agentes para depurar posibles responsabilidades. Fuentes policiales han señalado que no hubo negligencia sino prevención ante la posibilidad de que la mujer hubiera podido llevar consigo una bomba.

Perfil psicológico

La investigación cree que Bobokúlova pudo ser incitada por alguien a cometer el terrible homicidio, sin mencionar en ningún momento que se trate de una organización yihadista. La asesina fue sometida el lunes a un análisis psiquiátrico que dictaminó que su estado era de "grave desorden psicológico". La posibilidad de que hubiese podido estar bajo la influencia de narcóticos se ha evocado estos días.


Mientras, la gente sigue acudiendo a la boca de metro de Oktiabrskoye Pole a depositar velas, flores, crespones negros y osos de peluche en memoria de Nastia. Ha habido algún exaltado exigiendo echar de Rusia a todos los inmigrantes. No obstante, lo que más choca es la decisión de las televisiones de no informar sobre el asunto para "no alentar la xenofobia".

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