La UE y Cameron sellan el acuerdo para intentar evitar el 'Brexit'

Europa asume un enorme riesgo al conceder a Reino Unido un "estatus especial con recortes de ayudas incluidos.

El primer ministro británico, el conservador David Cameron.
El primer ministro británico, el conservador David Cameron.
Reuters

Si el objetivo del guionista de la gran cumbre europea para evitar el 'Brexit' era darle ese aire tan comunitario de vértigo y drama lo ha conseguido con creces. De hecho, hay quien pensó que la situación se le fue completamente de las manos. Pero, los jefes de Estado y de gobierno de los 28 lograron sellar el anhelado acuerdo que permite hoy a David Cameron, el gran necesitado, regresar a Londres con rol de vencedor y poder defender el 'sí quiero' en el referéndum que salvo sorpresa convocará el 23 de junio. Habemus acuerdo. Hay fumata blanca. Con el drama esperado. Como siempre. Qué mejor aval para un acuerdo que dos madrugadas bruselenses consecutivas aun a costa de la salud de funcionarios y periodistas.


Lo que iba a ser un desayuno británico ('english breakfast') para cerrar el tema a mediodía y que el 'premier británico' pudiese reunir a su consejo de ministros para convocar el plebiscito se convirtió en una tortuosa jornada de trabajos técnicos y reuniones bilaterales que desembocó finalmente en una cena de los jefes que comenzó en torno a las 21 horas con el propósito de cerrar el último borrador de acuerdo redactado por los llamados 'sherpas', eso que en España se llaman fontaneros. La inmensa mayoría de líderes, de hecho, se fueron a sus hoteles, a pasear o incluso, como Angela Merkel, a comer unas patatas fritas en la freiduría más famosa de Bruselas, Maison Antoine, ubicada en la plaza Jourdan que acoge el Sofitel, el hotel donde por ejemplo siempre se hospeda Mariano Rajoy.


Quien no salió en todo el día del edificio Justus Lipsius fue Cameron, que llegó a las 11 de la mañana con el mismo paso firme y decidido que siempre llega a Bruselas. O acuerdo o ruptura. No hay más alternativas. O en esta cumbre o en ninguna. Así fue. Doce horas después, salió en rueda de prensa para defender lo logrado y asegurar que, como se propuso, Reino Unido tendrá un "estatus especial" dentro de la UE en el hipotético caso de que el 'sí' gane la consulta. Como ironizaba anoche un funcionario europeo, "ha logrado un buen acuerdo pero lo vende como si fuera la Batalla de Waterloo". "Hemos logrado lo mejor de los dos mundos. Reino Unido es más fuerte en una UE reformada que sola. Voy a defender con todo mi alma y corazón continuar dentro de Europa", dijo.

Siete años de recortes


La segunda sesión del Consejo Europeo discurrió con enormes sobredosis de drama. La primera terminó a eso de las dos y media de la madrugada del viernes y no precisamente entre abrazos por la grave crisis de los refugiados que atenaza a Europa. La segunda lo hizo entre advertencias de que todo era "muy, muy complicado", como recalcó a las siete de la tarde el portavoz del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Drama, drama y más drama. Todo lo que sea necesario para que Cameron aterrice en Londres casi como un héroe.


El presidente de Francia, François Hollande, fue la gran china económica que se coló en el zapato británico. París no estaba dispuesta a que Londres recibiese carta blanca de la UE para poder vetar legislación de la Eurozona o que los bancos británicos estén sometidos a una legislación mucho más laxa que el resto. No todo valía y al final se han pactado las salvaguardas técnicas que permitirán a unos y otros decir que sus intereses han quedado garantizados.


Pero el gran caballo de batalla cabalgaba por los países del Este, que no estaban dispuestos a que Londres se saliese con la suya y aprobase una restricción de las ayudas sociales a sus trabajadores mucho mayor de lo que se había planteado en un principio por el presidente del Consejo, el polaco Donald Tusk. Hubo recortes, ergo Cameron ganó. El freno de emergencia será de 7 años, prórrogas incluidas, mientras que los llamados 'child benefits', el dinero que reciben los trabajadores europeos no británicos por sus hijos, aunque éstos estén viviendo en su país de origen, se modificarán a la baja a partir de 2020 ajustándose al nivel de vida de su país.


Como también hizo el presidente de la Comisión, el del Consejo, Donald Tusk, se felicitó del pacto y en tono irónico cerró su intervención asegurando que "amo Reino Unido y amo Bruselas". Cameron sólo confesó su amor por lo británico.

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