Europa busca hacer de Schengen un fortín y blindar las fronteras exteriores

Los 28 se reúnen en Bruselas para debatir aprobar un control sistemático de pasaportes inédito.

El mensaje tiene que ser contundente. Lo deben escuchar los terroristas, lo demandan los europeos y, sobre todo, lo necesita la propia Europa. Este viernes, los ministros de Interior y Justicia de los Veintiocho se reunirán en Bruselas de forma extraordinaria para analizar lo ocurrido y poner soluciones que eviten que tragedias como las de París vuelvan a suceder o al menos, que los terroristas lo tengan más difícil que el 13-N. Toca sacar la balanza y hablar, por un lado de seguridad, y por otro, de libertades, ideales o derechos.


Toca elegir y el equilibrio no va a gustar a todos. Porque si algo parece claro es que la matanza de París marcará un antes y un después en la Europa de la psicosis. Una palabra domina el debate: Schengen. Y para salvarlo, para que usted pueda seguir viajando con su turismo sin pasar controles fronterizos, será necesario incrementar la seguridad. "La filosofía es clara: extremar el control de las fronteras para no tocar las interiores", aseguraba este jueves un veterano diplomático de cara a la importante cita de este viernes.


Son varias las conclusiones que verán la luz, pero una se encuentra en el ojo del huracán. Francia, país que demandó esta reunión, ha propuesto que se establezcan controles sistemáticos en las fronteras a todos los ciudadanos europeos que vuelvan de un tercer país ajeno a Schengen. ¿Qué significa en la práctica? Ahora, cuando usted viaja por ejemplo a Estados Unidos, cuando llega a Madrid o Barcelona, sí pasa un control policial y su pasaporte es revisado. Se mira, se analiza superficialmente y listo. Ahora, lo que se pretende es que esa identidad sea revisada con mucho más detenimiento, que el documento sea cotejado minuciosamente con bases de datos policiales internacionales para 'cazar' a sospechosos. Dicho de otro modo, más seguridad y por ende, más tiempo de espera. La balanza, recuerden. O esto o París, vienen a resumir las autoridades comunitarias.


La medida está destinada a extremar los controles de los llamados combatientes extranjeros, aquellos europeos que deciden viajar a Siria para enrolarse en las filas del EI y luego retornar a Bélgica o Francia utilizando varios países Schengen como escala. De nada sirve que París extreme su vigilancia si Polonia, Lituania o Letonia no lo hacen (hay 26 países en el acuerdo). Es el gran logro y a su vez, el gran riesgo de Schengen: la libre circulación de personas. Algo que a día de este viernes es innegociable para la UE y el conjunto de los Estados miembros. "Estamos en una carrera contrarreloj para salvarlo y lo vamos a conseguir", ha reiterado el presidente del Consejo, Donald Tusk.


Estos controles sistemáticos ni se instaurarán este sábado, ni el domingo ni el lunes. Tampoco en las próximas semanas (la burocracia europea puede ser muchas cosas pero rápida, no). El borrador de conclusiones que debatirán los ministros y al que ha tenido acceso este periódico pide a la Comisión, el brazo legislativo europeo, que elabore una reforma antes de finales de año para que los sistemas de control sean mejorados "en marzo de 2016". Ahora, el Tratado de Schengen prohíbe explícitamente que se realicen controles sistemáticos a todos los pasaportes. Sólo puede haberlo de forma más exhaustiva en casos concretos y para determinados perfiles de gente, como explican fuentes comunitarias."Abrir el melón"

El Ejecutivo liderado por Jean-Claude Juncker insiste en que la actual normativa ya aporta el suficiente sustento legal para extremar los controles. "No es el momento propicio para abrir el melón de Schengen cuando estamos en plena gestión de los refugiados", aseguran estas mismas fuentes. Pero las capitales, como París, exigen más y pretenden poner toda la carne en el asador.


Se abordarán diferentes cuestiones además de Schengen pero lo que finalmente ha quedado fuera de la agenda es la situación de los refugiados, más de allá de incorporar un párrafo en el que se recuerde la necesidad de tomar las huellas y controlar a las personas procedentes de países en guerra para mejorar la gestión de los flujos migratorios. "La idea es no mezclar los dos asuntos y enfriar el ambiente", recalcan estas fuentes. No hay que olvidar que el hallazgo de un pasaporte sirio en el lugar de los atentados ha sido utilizado por países como Polonia o Eslovaquia para criticar la estrategia europea.


Sí se debatirá la situación actual de los servicios antiterroristas nacionales y los posibles fallos de coordinación que siguen dándose por el celo que muchos Estados aún siguen teniendo en una materia que es de competencia nacional. "Europol no ha dejado de motivar a las autoridades nacionales para que compartan información de los datos antiterroristas, pero aunque hemos avanzado en los últimos años, no hemos alcanzado los niveles necesarios", admitió este jueves su director, Rob Wainwright.


También habrá espacio en las conclusiones para incorporar la reciente decisión de la Comisión de acelerar la tramitación legislativa para extremar el control de armas semiautomáticas, como los kalashnikov. Asimismo, los Veintiocho reiterarán la urgencia de aprobar el registro único de pasajeros antes de que concluya el año o su voluntad de taponar todas las vías de financiación del terrorismo internacional.

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