Discrepancias ente las corrientes talibanes amenazan las negociaciones en Afganistán

El inicio de conversaciones entre el Gobierno afgano y los talibanes ha abierto un resquicio para la paz tras más de trece años de guerra.

El inicio de conversaciones entre Gobierno afgano y los talibanes ha abierto un resquicio para la paz tras más de trece años de guerra, pero la división entre los insurgentes complica y amenaza el proceso, mientras se producen insólitos gestos como la liberación hoy de un centenar de efectivos.


A punto de comenzar la segunda ronda de contactos -el 30 o 31 de julio, previsiblemente en China-, los talibanes liberaron hoy a unos 120 soldados y policías que habían tomado prisioneros el sábado durante la captura de la base militar de Qala, en la provincia nororiental de Badakhshan.


"Todos fueron liberados hoy después de que los ancianos locales se comprometieran a que no volverían a las filas de la Policía y el Ejército", informó a Efe telefónicamente el portavoz talibán Zabihullah Mujahid.


Muyahid había rehusado previamente confirmar a Efe si la primera ronda de conversaciones, los pasados 7 y 8 de julio en Pakistán, había contado con el beneplácito de la cúpula insurgente, como ha reiterado el Gobierno.


El portavoz rechazó confirmar esta o ninguna otra información hasta que llegue "el momento adecuado".


Los talibanes han hecho apenas comentarios sobre las negociaciones a través de un comunicado de su líder, el mulá Omar, en el que éste destacaba que el islam no prohíbe las "interacciones de paz con los enemigos", y de una breve nota en su página web para aclarar que el asunto lo lleva su oficina de representación en Catar.


Ningún miembro de este departamento asistió al encuentro en Pakistán, según confirmó a su vuelta a Kabul el viceministro afgano de Asuntos Exteriores, Hekmat Jalil Karzai, quien detalló además que "puede que existan algunas diferencias" entre los talibanes.


"Sin la oficina de Catar, el diálogo de paz está incompleto y no representará a todas las facciones talibanes", advirtió en declaraciones a Efe el analista político Abdul Baqi Amin, para quien "mantener negociaciones con unas pocas figuras que no representan a todos complicará más y pondrá en peligro el recientemente iniciado proceso".


Al director del Centro de Estudios Estratégicos y Regionales le preocupa especialmente el papel del vecino Pakistán, donde se exilian muchos líderes insurgentes y al que gobiernos y organizaciones internacionales han acusado de financiar a los talibanes en sus inicios.


En su opinión, muchas facciones se negarán a respaldar "unas negociaciones bajo la presión del Gobierno paquistaní", ya que en los últimos años ha encarcelado a docenas de altos mandos talibanes interesados en dialogar por su cuenta con Kabul.


Tras la reunión en territorio paquistaní, los altos mandos insurgentes cercanos a Islamabad han amenazado a aquellos que se niegan a aceptar unas negociaciones iniciadas por Pakistán.


"Comandantes talibanes y cargos políticos, incluidos los miembros de la oficina de Catar, han sido advertidos de que no saboteen ni se opongan al proceso de paz o afrontarán estrictas medidas", manifestó a Efe un exlíder talibán residente en Kabul que prefirió mantener el anonimato.


La adición de representación política talibán en Pakistán a la que ya existía en Turquía y Catar, también traerá más confusión al proceso de paz, según el analista político Sayed Daud, para quien la falta de consenso entre los insurgentes amenaza con desencadenar un nuevo conflicto.


Comparó el posible acuerdo de paz entre Gobierno y talibanes con el alcanzado en 1992 por el Ejecutivo comunista de aquel entonces y las facciones mujahidines, un pacto que, tras una escisión de los guerrilleros, derivó en una cruenta guerra civil, a la que puso fin en 1996 la irrupción del movimiento talibán.


Javid Faisal, portavoz del jefe de Gobierno afgano, Abdulá Abdulá, aseguró a Efe que "aquellos que continúen la guerra tras un posible acuerdo de paz serán derrotados y eliminados con la fuerza, sea el Daesh (Estado Islámico) o cualquier otro grupo terrorista".


"El alto al fuego es la principal prioridad en la agenda de asuntos a discutir durante la segunda ronda" de las negociaciones, informó a Efe el portavoz del Alto Consejo para la Paz de Afganistán, Muhamad Ismail Qasimyar.


"Para una paz extensa y sostenible, necesitamos a todos los grupos talibanes en la mesa de negociaciones, por lo que ninguna facción debe ser excluida del proceso", destacó Qasimyar.