El atentado en Francia reaviva el recuerdo de la masacre en la revista satírica 'Charlie Hebdo'

Los vecinos de la localidad francesa que escucharon la explosión en seguida recordaron la masacre del pasado enero en París.

La policía francesa investiga en el lugar del atentado.
La policía francesa investiga en el lugar del atentado.
Sebastien Nogier. Efe

El ataque de tintes yihadistas contra la empresa química Air Products, donde apareció una persona degollada, reavivó hoy en la zona el recuerdo de los atentados al semanario 'Charlie Hebdo' y el supermercado judío en París que hace seis meses conmocionaron a los franceses.


Por un momento, los habitantes de la pequeña localidad de Saint-Quentin-Fallavier, situada a 30 kilómetros al este de Lyon, temieron que se estuviera produciendo otro ataque como los que mataron a once personas en la redacción de la publicación satírica y a otras cuatro en un supermercado "kosher" de París.


Mamadou Ba vive a 500 metros de la compañía. A las 09.36 de la mañana hora local (07.36 GMT), cuando el vehículo del presunto yihadista fue estrellado contra una pila de bombonas de gas, se encontraba en su casa.


"Oí una fuerte explosión. Fue como si se hubiera producido un pequeño terremoto porque las paredes vibraron", cuenta a Efe este veinteañero, que junto a varios de sus vecinos se acercó con curiosidad a la zona acordonada para el paso de coches de policía y bomberos.


"Al principio no entendí qué es lo que había pasado, hasta que poco después me enteré por la televisión del atentado. Entonces me vino a la cabeza lo que ocurrió en 'Charlie Hebdo' y pensé que nadie está a salvo de un ataque como aquel", explica.

Su amigo Karim Boutrig, vestido como él con ropa deportiva, estaba en el gimnasio del hotel Ibis Budget, situado a unos 300 metros de la fábrica, cuando estallaron las bombonas de gas.

"Fue un sonido muy potente, nada habitual. El responsable del gimnasio nos pidió que permaneciéramos en el interior, pero a los veinte minutos salí porque soy muy curioso", afirma, en medio del constante baile de sirenas de policía y bomberos.

Desde la zona acordonada no se ve la empresa atacada. Los agentes controlan la nube de periodistas a una distancia en la que se interponen las torres de la cementera T-mix para impedir observar lo que sucede en esas instalaciones.


Serge Perroud también se estremeció al conocer lo sucedido. Trabaja muy cerca del lugar del atentado, en los almacenes de la firma de artículos deportivos Decathlon.


"Nuestro director nos comunicó lo que estaba pasando y nos ordenó que permaneciéramos dentro. La mayoría teníamos miedo", asegura, "sobre todo después de lo que ocurrió en París".


Perroud cuenta que enseguida llamó a su mujer para informarle de que estaba bien y afirma que no le dijo nada a su hija porque "¿cómo le explicas a una niña de 12 años que no puedes salir porque han decapitado a una persona?".


A Christophe Gérard, sin embargo, la explosión no le sorprendió, a pesar de que le pilló en casa y vive a unos 500 metros del lugar. "Al principio pensé que era otro coche que habían quemado, algo que lamentablemente sucede bastante en esta zona", apunta en referencia a los actos vandálicos que habitualmente se llevan a cabo en los barrios deprimidos de las ciudades francesas.


Saint-Quentin-Fallavier es una pequeña localidad de unos 6.000 habitantes situada cerca del aeropuerto lionés de Saint Exupéry, a pie de la cordillera de los Alpes, y ocupada en gran parte por un inmenso polígono industrial.


Gérard no sintió miedo, sino "incomprensión", y tacha de "enfermos" a quienes realizan este tipo de ataques porque sus acciones "no sirven para nada".


La seguridad de una empresa considerada "sensible" por el carácter peligroso de los productos que almacena, gas y químicos, se cuestiona ahora seriamente.


Para Patrick Bochard, cocinero residente en la localidad vecina de Villefontaine, las bombonas de gas no estaban bien protegidas y no dudó en decírselo personalmente a un portavoz del Ministerio de Interior interrumpiéndole mientras éste informaba a una decena de periodistas.


"Paso muy a menudo en bicicleta frente a Air Products y siempre me ha llamado la atención el montón de bombonas que se almacenan cerca de la entrada", cuyo acceso, precisa, sólo se limita con una valla que no ve complicado franquear.


Patrick pensó rápidamente en 'Charlie Hebdo' al conocer lo sucedido, pero explica que se tranquilizó poco después al saber a través de la televisión que el ataque no tenía que ver con los que sacudieron París en enero y que siguen bien vivos en la memoria de los franceses.