​La fiesta de inauguración que salvó a todo un pueblo nepalí

Durante la inauguración de un complejo deportivo todo el pueblo estaba en la otra orilla del río.

"Tuvimos la suerte de que en el momento del terremoto estábamos en la fiesta de inauguración de un complejo deportivo y todo el pueblo estaba en la otra orilla del río", explica Juan José Rodríguez, un español que recuerda, ya desde España, cómo una localidad entera salvó la vida tras el seísmo.


Él y su grupo de cooperación llevaban "tres años" trabajando en dicho proyecto en Bhimpedhi, un pequeño pueblo a 54 kilómetros de Katmandú, y justo después de inaugurarlo el temblor de tierra les pilló por sorpresa: "Gracias a la fiesta no murió nadie", subraya.


"Todo fue muy feliz y sobre las 12, cuando ya había terminado el acto, el suelo empezó a temblar", rememora a Efe este cooperante, que sobre las 18.15 horas ha pisado el asfalto de la Terminal 1 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, junto las otras 47 personas que han conformado el pasaje del segundo avión fletado por el Gobierno tras el terremoto de Nepal.


Relata que nadie allí "sabía lo que estaba ocurriendo" hasta que los niños presentes "comenzaron a llorar y gritar".


"Les abrazamos e intentamos calmarles, pero rápidamente nos señalaron el pueblo, que estaba lleno de polvo y donde se estaban hundiendo todas las casas", describe el joven.


"Era como si hubiera habido un bombardeo", apunta Rodríguez, quien también confirma que "todas las casas estaban afectadas, hundidas o en malas condiciones".


A partir de ahí y pese a que Rodríguez pensaba estar durante dos días más en la zona, emprendió camino hacia la capital, Katmandú.


"Volvimos como pudimos y cuando llegamos a Katmandú era un caos: la gente corría de un lado para otro, había muchas casas hundidas", lamenta el cooperante, quien también se percató de que allí la cifra de muertos era muy alta.


Después de los primeros días Rodríguez relata que los habitantes de Katmandú "intentaban organizarse para que no les volviera a pillar" el terremoto en las jornadas posteriores, en las que se han sucedido las réplicas.


"Lo peor es para ellos, no para nosotros, que gracias a esta repatriación hemos podido volver y estamos más o menos bien", subraya el superviviente, quien también agradece la labor del Gobierno al traerles de vuelta.


"Lo teníamos muy crudo", expresa minutos después de llegar a Madrid y ya subido en el autobús que ha llevado al pasaje hasta la Terminal 1 del Aeropuerto Adolfo Suárez-Madrid Barajas, donde les esperaban sus familiares.


Hasta allí no veían el momento de llegar todos los integrantes de este vuelo de repatriación, los que -desde el autobús- no han podido reprimir sus ganas de reencontrarse con sus familiares, ya de vuelta a casa.