​Bachelet anuncia un duro plan anticorrupción y una nueva Constitución

Reconoció el malestar de la población chilena por las situaciones de corrupción.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, ha decretado el estado de catástrofe cinco horas después del terremoto.
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet
Efe

Preocupada por el descrédito que los escándalos están provocando en un país que hasta hace poco era sinónimo de transparencia y probidad, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció este miércoles un duro plan de medidas anticorrupción para la política y los negocios que incluye la elaboración de una nueva Constitución, plenamente democrática.


En un mensaje transmitido en cadena nacional de radio y televisión, Bachelet anunció la noche de este martes una profunda reforma legal para acabar con "las irregularidades, la corrupción y las faltas a la ética" puestas de manifiesto en los recientes escándalos que han minado la confianza ciudadana en la clase política y el mundo empresarial.


"Esto es grave, porque deteriora nuestra democracia y crea abusos, privilegios y desigualdad", advirtió la mandataria, quien reconoció que "los chilenos y chilenas están molestos" por esta situación.


El plan incluye medidas administrativas y reformas legales que serán tramitadas de forma urgente en el Parlamento y que incluyen las recomendaciones que el pasado viernes le entregó un consejo asesor anticorrupción.


Pero además, la mandataria anunció que en septiembre, cuando Chile celebra el Mes de la Patria, se iniciará un proceso abierto a la ciudadanía con el fin de aprobar una nueva Constitución que sustituya a la actual, que aún contiene reminiscencias legales de la dictadura.


"Quiero anunciar que en septiembre daremos inicio al proceso constituyente, abierto a la ciudadanía, que deberá desembocar en la nueva Carta fundamental, plenamente democrática y ciudadana que todos nos merecemos", anunció la jefa de Estado.


Esta iniciativa, la más importante del programa con el que Bachelet fue reelegida en 2013, será el colofón de una profunda reforma política para acabar con "las irregularidades, la corrupción y las faltas a la ética" que están minando la confianza ciudadana en la clase política y el mundo empresarial.


"La tarea que hoy emprendemos se completará de manera natural con la redacción y aprobación de una nueva Constitución", subrayó la presidenta, quien explicó que la participación de los ciudadanos en la elaboración de la nueva Carta Magna -uno de los aspectos que más debate ha suscitado- se hará "a través de diálogos, debates, consultas y cabildos".


Bachelet advirtió de que su plan anticorrupción contiene "medidas severas" a las que algunos sectores se resistirán "para que las cosas queden igual".


"Pero mi principio es claro: la democracia y la política son de todos y no podemos tolerar que sean capturadas por el poder del dinero", enfatizó la presidenta, quien anunció que será ella quien conduzca "personalmente" este proceso "con toda la energía y sin temor de ningún tipo".


"Transparentaremos completamente el financiamiento de la política y eliminaremos los aportes anónimos y reservados. Las empresas no podrán hacer aportes de ningún tipo", anunció la gobernante, quien advirtió de que "la transgresión de estas normas será considerada un delito".


Como contrapartida a esta minoración de ingresos para el desarrollo de la actividad política, "será el Estado el que financie el trabajo de los partidos" y "para eso, tendrán que cumplir con exigencias y controles claros" y democratizar su funcionamiento interno, puntualizó.


Una de las medidas más severas anunciada por la presidenta chilena supone que "todos aquellos representantes elegidos que vulneren la confianza pública, no podrán representar (a los ciudadanos) en los cargos de elección popular y perderán sus escaños".


En alusión al llamado caso Caval, referido a un multimillonario negocio inmobiliario en el que están involucrados su hijo, Sebastián Dávalos, exdirector sociocultural de la Presidencia, y su nuera, Natalia Compagnon, la mandataria recalcó que "los negocios limpios no se hacen usando impropiamente los recursos y facultades del Estado".


"Tenemos que evitar los negocios irregulares y especulativos. Nadie podrá sacar ventajas indebidas con los cambios de los planos reguladores", comentó en referencia implícita a la proyectada recalificación de unos terrenos en el municipio santiaguino de Conchalí, base del caso Caval.


Y para poner freno a la corruptela que anida en escándalos como los casos Cascadas, Penta o Soquimich, Bachelet anunció un registro público de lobistas y medidas para "regular y fiscalizar de manera estricta la relación entre la política y los negocios".


"Superaremos los vacíos de la ley actual para asegurar sanciones efectivas a la facilitación y aprovechamiento de facturas y boletas ideológicamente falsas" y "tipificaremos y sancionaremos el delito de corrupción entre particulares, tal como los pagos indebidos para obtener negocios", agregó.


La adopción de las medidas administrativas se llevará a cabo como máximo en quince días, mientras que para el envío al Parlamento de los proyectos de ley, la presidenta fijó un plazo de mes y medio, al tiempo que anunció la tramitación urgente de la Ley de Probidad y Transparencia y el fortalecimiento del Servicio Electoral y el Tribunal Calificador de Elecciones.