La ofensiva en el Yemen no provoca grandes cambios en su primera semana

La operación militar pretende obligar al grupo chií a retirarse de la capital Saná.

Una semana después del inicio de la operación militar aérea, encabezada por Arabia Saudí, contra el movimiento chií de los hutíes en el Yemen, los bombardeos no han conseguido doblegar al grupo rebelde.


La ofensiva, que arrancó el pasado jueves, no ha causado, por el momento, un gran cambio estratégico en el equilibrio de las fuerzas sobre el terreno, mientras ha continuado la expansión de los rebeldes, sobre todo, en las zonas costeras ubicadas en el suroeste del país.


La operación militar pretende, a través de la destrucción de la fuerza castrense de los hutíes, obligar al grupo chií a retirarse de la capital Saná y de las provincias que ocuparon, a abandonar las instituciones estatales y a entregar sus armas al Gobierno del presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi.


El investigador especializado en los asuntos yemeníes del centro de estudios Carnegie para Oriente Próximo, Farea al Muslimi, que se encuentra actualmente en Yemen, explicó a Efe por teléfono que aunque a nivel político el objetivo de los ataques es derrotar a los hutíes, los objetivos militares no fueron anunciados claramente.


Esta situación, en su opinión, hace difícil determinar si la operación militar tuvo éxito, aunque precisó que no se registró ningún cambio, puesto que la postura política de los hutíes y la situación militar sobre el terreno no han cambiado.


"Los hutíes todavía avanzan en Adén y no hubo ningún cambio sobre el terreno", precisó Al Muslimi.


Arabia Saudí ha conseguido arrastrar en su ofensiva a otros ocho países árabes (Kuwait, Catar, Emiratos, Baréin, Egipto, Jordania, Marruecos y Sudán).


El investigador, que insistió que la posibilidad de que todavía existe una solución política, explicó que lo que ocurre actualmente es fruto de la marginación que sufrió el Yemen.


Además, señaló que la intervención militar actual pretende repeler la influencia iraní en este país y no proteger a los yemeníes.


Asimismo, lamentó que la coalición internacional no haya tomado en consideración las repercusiones humanitarias del ataque y no haya preparado zonas neutrales ni corredores seguros para los refugiados, sino que además haya cerrado todas las fronteras del país.


Al Muslimi, que defendió una salida política al contencioso, precisó que "no es posible llegar a una solución con la exclusión de los hutíes ni con la aceptación de su tendencia expansionista".


Por su parte, el analista militar egipcio Husam Suelem explicó a Efe que la operación consiguió "una parte" de sus objetivos militares, que consisten en la destrucción de la fuerza castrense de los hutíes hasta doblegar su "voluntad política" para que se sometan a la legitimidad de Hadi.


Suelem, exdirector de la Academia Militar egipcia, estimó que la intervención militar durará "no menos de un mes" y "puede incluir operaciones terrestres limitadas para evitar bajas" en las filas de la coalición.


Además, precisó que los objetivos militares de la coalición árabe son las fuerzas y los vehículos castrenses de los hutíes, las unidades de misiles y de defensa aérea que están bajo su control, y su infraestructura de comunicación.


Sin embargo, a pesar de la ofensiva, los rebeldes hutíes han continuado sus avances en el sur del país y este jueves tomaron el control de sitios estratégicos en la ciudad de Adén, como el Palacio Presidencial, situado en el barrio de Al Maashiq, y la vivienda de Hadi, en la zona de Jur Mukasar, según aseguraron a Efe fuentes hutíes.


El portavoz de la ofensiva militar, el general saudí Ahmed al Asiri, que celebra una conferencia de prensa diaria para exponer el avance de las operaciones, ha revelado que sus fuerzas destruyeron un gran número de instalaciones militares, como cuarteles y almacenes de armas, que se encuentran bajo el control de los rebeldes chiíes.


En paralelo con las operaciones militares, varios países como Rusia y, sobre todo, Irán, que comparte lazos ideológicos con los hutíes, llamaron al alto el fuego y al inicio del diálogo.


Respecto a esos llamamientos, el miembro en la oficina política de los hutíes Fadl al Mutaa explicó a Efe que son los atacantes quienes tienen que cesar los bombardeos porque no fue su grupo quien declaró la guerra.


Sin embargo, dio la bienvenida a cualquier iniciativa para el diálogo a condición de que se celebre en el territorio de un país que no participe en la ofensiva.