Los belgas desafían al mal tiempo para dar el último adiós a la Reina Fabiola

A las exequias, en la catedral de San Miguel y Santa Gúdulade, asistieron unas 1.300 personas.

El público podrá darle un último adiós los próximos dos días, antes del funeral que tendrá lugar el viernes.
Los belgas desafían al mal tiempo para dar el último adiós a la Reina Fabiola
Efe

Varios centenares de ciudadanos belgas y españoles desafiaron este viernes al mal tiempo para dar el último adiós a la reina Fabiola en las inmediaciones de la catedral de San Miguel y Santa Gúdula, donde tuvo lugar el funeral nacional en memoria de la viuda del rey Balduino.


Ni la lluvia, ni el viento ni el frío intenso desanimaron a algo más de medio millar de personas, dijeron este viernes fuentes policiales encargadas de la seguridad de los funerales de Estado de Fabiola de Mora y Aragón, casada durante más de treinta años con el fallecido rey Balduino I y que murió hace una semana a sus 86 años.


Entre ellos Benoit Caillat, de 40 años, que quiso rendir homenaje a "una reina que ha dado su vida por nuestro país, un ejemplo para todos" por su solidaridad y simpatía, dijo.


Acompañado por un grupo de amigos abrigados con bufandas, gorros y guantes, el ciudadano belga se desplazó hasta la catedral bruselense para "expresar gratitud hacia una reina que ha velado por todos los belgas".


De la reina Fabiola dijo también que fue "una excelente representante de España; si la cultura española es como la reina, debe de ser bella y buena".


En el interior de la catedral, se desarrollaban los funerales nacionales por la reina española de los belgas, con la asistencia de los actuales reyes de Bélgica, Felipe y Matilde, así como el resto de la familia real y numerosos representantes de otras casas reinantes, entre ellas la española, por los reyes Juan Carlos y Sofía.


Para Ascensión Fernández, una asturiana que llegó a Bruselas "casi al mismo tiempo que Fabiola", la figura de la reina y su matrimonio con Balduino -en diciembre 1960 en esa misma catedral- contribuyeron al progreso de Bélgica.


"Los españoles podemos estar orgullosos de cómo ha representado a nuestro país (...) participaba en muchas obras buenas, se ocupaba de los más necesitados", relató Ascensión.


El intenso frío tampoco quitó las ganas a Elisabeth, una británica de visita en Bruselas para la que la espera a la intemperie ha merecido la pena: "Ha sido un acto muy solemne pero alegre al mismo tiempo", explicó.

Ningún miembro de la familia real británica acudió al funeral de la reina Fabiola.


Robert Lamutt aprovechó su tiempo libre de jubilado para homenajear a Fabiola, a quien definió como "una mujer sencilla que ayudó al rey Balduino a buscar su lugar en una Bélgica muy turbulenta en aquella época pero muy unida hoy".


Aunque lamentó que la sociedad olvida pronto a los que fallecen, se mostró convencido de que "Fabiola será recordada como una gran reina".


Mientras a algunos ciudadanos se les saltaban las lágrimas cuando los representantes de la monarquía de su país descendían las escaleras de la catedral, otros vitoreaban y aplaudían con énfasis en espera de un saludo o una sonrisa.


Entre los asistentes, la emperatriz Michiko de Japón y la princesa Beatriz de Holanda, así como los reyes de Noruega y de Suecia, la reina de Dinamarca, la princesa Sirindhorn de Tailandia, el príncipe Mulay Rachid de Marruecos.


A las exequias de la reina Fabiola asistieron unas 1.300 personas, de las que unos 200 fueron ciudadanos que pidieron sumarse a la ceremonia y que fueron seleccionados por las autoridades.


La nota cálida de la ceremonia la puso el coro de Vilvoorde que interpretó la Salve Rociera, en la que participó tocando las castañuelas la marquesa Blanca de Ahumada, prima de Fabiola, cuya intervención obedeció al deseo expreso de la fallecida reina y que sorprendió a los asistentes al funeral.