Sarkozy propone acabar con el régimen vitalicio de los funcionarios

El expresidente francés quiere, además, retrasar la edad legal de jubilación y limitar el gasto público.

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Sarkozy propone acabar con el régimen vitalicio de los funcionarios
Reuters

Nicolas Sarkozy presenta su programa presidencial en una amplia entrevista que va a publicar este fin de semana la revista 'Le Figaro Magazine'. Apenas veinte días después de su regreso a la política activa, el líder conservador desgrana las ideas con las que quiere convencer a los militantes de la UMP para que lo elijan en noviembre presidente de la formación de centroderecha, el trampolín para la reconquista del Elíseo en 2017.


Acabar con el régimen vitalicio de los funcionarios es la propuesta más polémica en una hoja de ruta que incluye refundar Schengen, retrasar la edad legal de jubilación, flexibilizar las 35 horas o limitar el gasto público a la mitad de la riqueza nacional.


El adelanto de la entrevista por la edición digital de 'Le Figaro' provocó ayer indignación en la izquierda. «Se propone hacer mañana lo que ayer puso a los franceses de rodillas», protestó el Partido Socialista. «Volver a hablar de recortar los efectivos y de cambiar el estatuto es poner en tela de juicio los mismos cimientos de la función púbica», alertaron los sindicatos, que perciben «subyacente en sus palabras la privatización de los servicios públicos».


La bomba de relojería activada por Sarkozy consiste en proponer la creación de un contrato de cinco años en una parte de la función pública para poner término al estatuto vitalicio de los funcionarios.


Esta medida no se aplicaría a policías ni profesores pero el personal docente tendría que permanecer más tiempo en los establecimientos a cambio de una reducción de su número y un aumento salarial. En general, el expresidente restablecería el mecanismo de no sustituir más que a la mitad de los funcionarios que se jubilan, un sistema con el que se suprimieron 150.000 puestos durante sus cinco años de mandato.Organizar consultas


Sarkozy apuesta por el recurso al referéndum como «el mejor medio para responder a la desconfianza abismal de nuestros conciudadanos respecto a la palabra pública». Su deseo es organizar las consultas al mismo tiempo que la primera vuelta de las legislativas consecutivas a la elección presidencial.


Los temas serían la reducción en un tercio del número de parlamentarios, la fusión de las asambleas provinciales y regionales, la reforma del salario social o la inclusión en la Constitución de una regla que limite el gasto público al 50% del producto interior bruto, lo que equivaldría a un recorte de 130.000 millones de euros.


Sin pronunciarse sobre la espinosa cuestión del matrimonio homosexual promulgado por los socialistas, el líder conservador propugna inscribir en la Constitución la prohibición de las madres de alquiler y la reserva de los bebés probeta a las parejas heterosexuales infértiles.


También quiere autorizar el trabajo los domingos, aumentar la jornada en hospitales y ciertas administraciones, luchar contra el absentismo de los funcionarios y dar a las empresas la posibilidad de prolongar las 35 horas semanales mediante una negociación interna.


En cuanto a Schengen, plantea no aplicar las disposiciones del espacio sin fronteras mientras no se haya negociado un nuevo tratado. «Antes de adherirnos, deberemos exigir que cada país miembro se dote previamente de los mismos criterios de política de inmigración», apunta.