La ultraderecha se convierte en tercera fuerza y árbitro de política sueca

El ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) obtuvo un resultado sobresaliente en las elecciones suecas al duplicar sus votos y convertirse en tercera fuerza parlamentaria, con lo que refuerza su papel de árbitro.


El partido dirigido por Jimmie Åkesson fue el que más creció de todos, pasando del 5,7% al 13%, una situación que hará difícil que el resto de formaciones sigan haciéndole el vacío en el Parlamento, como ocurrió la pasada legislatura, aunque ambos bloques se sirvieron de sus votos de forma indirecta en alguna ocasión.


Surgido en 1988 en torno a un núcleo neonazi, SD ha realizado un proceso de moderación y lavado de cara desde la llegada al liderazgo de Åkesson en 2005, que culminó con la entrada en el Parlamento hace cuatro años.


Åkesson se ha esforzado por presentar a SD como un partido socialconservador y por equipararse a formaciones ultranacionalistas como el Partido Popular Danés y el noruego Partido del Progreso, que defienden ideas similares pero sin raíces en el neonazismo.


Incluso hace dos años lanzó una campaña de "tolerancia cero" contra extremistas y racistas en su partido, aunque ni ha evitado los incidentes ni ha sido tan dura como pretendía.


El "escándalo de la barra de hierro", la difusión de un vídeo en el que dos diputados del partido se encaran con inmigrantes y tratan de agredirlos; o el revuelo por las declaraciones de varios cargos locales acusando al Islam de fomentar las violaciones son dos ejemplos de escándalos recientes que han perseguido a SD.

Polémica fue también la reciente gira de Åkesson por escuelas, hospitales y otros lugares de trabajo en municipios gobernados por los socialdemócratas para captar electores, marcada por las protestas de numerosos trabajadores con las que fue recibido.

Los escándalos se repitieron durante la campaña e incluso llevaron a la exclusión de varios candidatos tras revelar el tabloide "Expressen" sus comentarios racistas en redes sociales.

Pero nada de eso parece haber hecho mella en el apoyo creciente de los suecos a un partido que ha servido acaparar el descontento provocado por ocho años de gobierno de centroderecha.


El auge de Demócratas de Suecia ha espoleado además a formaciones más radicales, como el Partido de los Suecos, de filiación neonazi y que tras verse inmerso en varios incidentes violentos en los últimos meses, aumentó su presencia durante la campaña, aunque pensando más bien en los comicios municipales.