La victoria de Erdogan abre la incógnita de su sustituto en el Gobierno

Ganó en las primeras eleccines presidenciales por voto popular de la historia del país.

Erdogan, nuevo presidente turco
La victoria de Erdogan abre la incógnita de su sustituto en el Gobierno
AFP PHoto

El partido gobernante en Turquía comenzó este lunes las deliberaciones para sustituir al todavía primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, tras su victoria anoche en las primeras elecciones presidenciales por voto popular de la Historia del país.


El congreso extraordinario del partido islamista Justicia y Desarrollo (AKP) en el que se designará al nuevo primer ministro tendrá lugar el próximo 27 de agosto, según anunció este lunes el portavoz de la formación, Hüseyin Çelik.


Ese cónclave se celebrará un día antes de que el saliente presidente, Abdullah Gül, traspase el cargo de jefe del Estado a Erdogan, lo que elimina a uno de los pesos pesados del AKP de las quinielas para dirigir el Ejecutivo.


Hasta que no deje la Presidencia, un cargo que exige neutralidad política, Gül no podrá recuperar el carné del partido que ayudó a fundar en 2001 y tampoco podrá presentarse al puesto de secretario general del AKP.


Çelik anunció que el primer ministro que será designado en ese congreso encabezará también el AKP, lo que excluye a Gül de todo cargo de responsabilidad hasta las elecciones de 2015, cuando podrá recuperar su antigua condición de diputado.


El anuncio de Çelik pone fin a las especulaciones sobre el rol de Gül -el único político de Turquía más popular que el propio Erdogan, debido a sus posturas sosegadas y conciliadoras- pero mantiene la incógnita sobre el "delfín" del actual primer ministro.


Erdogan tiene cuatro viceprimer ministros, pero no es nada seguro que el cargo recaiga en uno de ellos.


Uno de los nombres que se barajan con más insistencia, en cambio, es Ahmet Davutoglu, ministro de Exteriores desde 2009, siempre leal a Erdogan y un nombre conocido en el exterior.

La prensa turca destaca que Erdogan eligió dar su último mitin de la campaña electoral en Konya, la ciudad donde Davutoglu nació y a la que representa como diputado.


Nadie duda de que el futuro primer ministro y jefe del AKP será una figura con un perfil relativamente modesto, mientras que Erdogan -aunque deberá rescindir por imperativo constitucional sus vínculos con el partido- seguirá moviendo los hilos desde la Presidencia.

Erdogan ha declarado reiteradamente su intención de aprovechar todas las atribuciones que le confiere la Carta Magna, entre ellas la de presidir el gabinete de ministros, para dar a su nuevo cargo un alcance ejecutivo que tradicionalmente no ha tenido.


Esta transformación del sistema parlamentario turco en uno presidencialista, del estilo de Estados Unidos o Francia, es un objetivo declarado de Erdogan, aunque hasta ahora el AKP no ha podido llevar a cabo la reforma constitucional correspondiente, al no disponer de una mayoría de dos tercios.


Esto podría cambiar si el partido mejora sus resultados en las elecciones generales de 2015, la última cita con las urnas que Turquía vivirá hasta el año 2019.


Pero nada hace sospechar que esto sea un camino fácil, según el análisis del politólogo Rasit Kaya, de la Universidad ODTÜ: "El resultado del 51,8% no es, en absoluto, un gran triunfo para Erdogan. Ha colapsado el mito de que él como persona tenía mayor potencial de votos que su partido", dijo Kaya.


Vistas las condiciones extremadamente favorables para la campaña de Erdogan, a la vez primer ministro y candidato presidencial -algo criticado también por la OSCE- llama la atención que en números absolutos, "Erdogan no consiguió más votos en total que su partido en las municipales del 30 de marzo", subrayó. Otra pregunta es si la oposición será capaz de ofrecer una alternativa.


El 38,5% logrado el domingo por Ekmeleddin Ihsanoglu, candidato de consenso de los dos mayores partidos de la oposición, el socialdemócrata CHP y el nacionalista MHP, queda netamente por debajo de los votos combinados de las dos formaciones, un 43%, en las municipales de marzo: "Es una clara derrota para la coalición CHP-MHP. Tendrán que aprender que simplemente oponerse a Erdogan no los llevará nunca al poder. Necesitarán crear un ideario propio, centrado en las demandas socioeconómicas de las masas", opinó Kaya.


En todo caso, hasta las elecciones de 2015, Turquía seguirá viviendo una especie de campaña electoral continua, con cierta tensión social, lo que afectará a la estabilidad política y económica del país, según prevé la agencia de calificación Fitch.


"Este riesgo político -observó este lunes Fitch en un comunicado- influirá en Turquía mediante sus efectos potenciales de desincentivar la llegada de capital y de reducir la capacidad de predicciones políticas".