El mundo árabe celebra la conclusión de un Ramadán empañado por los conflictos

Los conflictos armados y las crisis políticas no han dado tregua a la población.

El Ramadán
El mundo árabe celebra la conclusión de un Ramadán empañado por los conflictos
Afp

El fin del Ramadán y la celebración del "Eid al Fitr" pierden un año más su carácter festivo en muchos países de Oriente Medio, donde los conflictos armados y las crisis políticas no dan tregua a la población ni en estas fechas.


Esta festividad, que dura tres o cuatro días y es una de las más importantes del calendario musulmán, arrancó en esta jornada en países como Egipto, Irak, Siria, Yemen, Arabia Saudí y Líbano, después de que los expertos avistaran anoche el "hilal" o creciente lunar.


Como es tradición, cientos de miles de personas abarrotaron al amanecer las plazas ubicadas frente a las principales mezquitas para participar en rezos colectivos.


Parte de la población chií retrasó, no obstante, el inicio de la festividad a mañana, martes, al igual que en Irán.


Los musulmanes dedican estos días a visitar a los familiares y amigos, comprar ropa nueva y regalos a los niños, y viajar. Tras un mes de ayuno y fervor religioso, muchos aprovechan ahora para ir, por ejemplo en Egipto, a la playa para sobrevivir a las altas temperaturas veraniegas.


Sin embargo, aunque la población intenta dejar de lado sus preocupaciones durante estos días, pocos pueden quedarse indiferentes ante la ofensiva israelí contra la Franja palestina de Gaza, la guerra en Siria o los avances de los yihadistas en ese país e Irak, donde han proclamado un califato.


Mientras la comunidad internacional ha llamado a un alto el fuego durante el "Eid al Fitr" en Gaza, no ha ocurrido lo mismo este año con Siria, un conflicto que parece darse por perdido y que ha quedado en segundo plano como otras crisis regionales.


En Egipto, el país árabe más poblado, la polarización social y política y la represión contra los islamistas siguen pesando en el ambiente, enrarecido también por la subida general de precios en las últimas semanas.


Llamativas han sido las advertencias del Ministerio del Waqf (Asuntos Religiosos) de que vigilará las mezquitas para que los imanes no aprovechen sus sermones para pronunciar soflamas políticas o partidistas.


Las autoridades han reforzado, además, las medidas de seguridad para evitar protestas de los islamistas y atentados terroristas, como también ocurre en el Líbano.


Todo ello pese a que se respira la calma en comparación con el fin del Ramadán de 2013, cuando las protestas de los islamistas por el derrocamiento militar de Mohamed Mursi estaban en su punto más álgido.


Este año, ni el Ramadán ha escapado a la "sisimanía": los tradicionales "fauanis" (faroles) o los dátiles con los que se rompe el ayuno han caído bajo el influjo del presidente, Abdelfatah al Sisi, que aporta su rostro o nombre a los productos más típicos de estas fechas.


El Ramadán, durante el cual los creyentes se abstienen de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el alba al ocaso, tiene un carácter sagrado porque según la tradición fue durante este mes cuando el profeta Mahoma recibió la revelación del Corán.


El respeto de esta abstinencia se ha convertido en un asunto de vida y muerte este año en las zonas de Irak y Siria controladas por los yihadistas del Estado Islámico (EI).


Según activistas sirios, dicha organización ha detenido a personas en el norte de Siria por no respetar el ayuno o no ir a rezar a la mezquita.

Mientras los combates siguen en la mayoría del país, el único lugar donde ha habido un atisbo de celebraciones ha sido en Damasco, convertida en la fortaleza del régimen.


Aunque queda lejos el ambiente festivo de antaño, las autoridades han organizado en la capital algún "iftar" (comida con la que se rompe el ayuno) en honor a los "mártires" del conflicto.

Otro de los bastiones del EI desde junio pasado es la ciudad iraquí de Mosul, donde impera la tristeza entre los habitantes por el miedo a los extremistas y por la destrucción de varios de sus santuarios.


Los yihadistas han arrasado en poco más de una semana con varias mezquitas y mausoleos, como los dedicados al profeta Yunes (Jonás), del siglo XIII, que fueron volados con explosivos.


Por ello, la mayoría de los residentes de Mosul han decidido no celebrar el "Eid al Fitr", abandonados entre el fuego cruzado de los extremistas y el Ejército, que bombardea a diario la urbe.