Sarkozy pide suspender Schengen hasta regular la política de inmigración

El expresidente francés sale en defensa de Europa pero reclama profundas reformas en la Unión.

El expresidente francés Nicolas Sarkozy
Las conversaciones privadas de Sarkozy provocan el caos

El expresidente francés Nicolas Sarkozy considera que hacen falta profundas reformas en Europa y empezar por la suspensión inmediata del tratado Schengen hasta que se armonice la política de inmigración, según un artículo publicado por 'Le Point'.


Sarkozy cree ineludible una mayor integración en la zona euro, en las políticas económicas o en la gestión de la deuda para que la moneda única pueda seguir adelante y quitar a las instituciones europeas competencias para limitarlas a no más de una decena "prioritarias".


Alejado formalmente de la política desde que fue derrotado en los comicios presidenciales de mayo de 2012, el líder conservador añade que el liderazgo franco-alemán "nos es un derecho, es un deber" y que a esos dos país corresponde la responsabilidad de dirigir el "gobierno económico de la eurozona".


Sus propuestas de cambio empiezan por "la creación de una gran zona económica franco-alemana coherente y estable dentro de la zona euro" que, añade: "Nos permitirá primero defender nuestros intereses frente a la competencia alemana respecto a nuestras debilidades fiscales y sociales, y luego asumir el liderazgo europeo de los 18 países de la unión monetaria".


"Si las dos grandes potencias optan por la convergencia económica y fiscal, la zona euro saldrá profundamente reforzada y se garantizará la estabilidad de nuestro continente", argumenta.


Pero el principal mensaje de esta tribuna, titulada "La ausencia de liderazgo pone Europa en peligro", es que frente a la emergencia del discurso antieuropeo -en Francia el Frente Nacional (FN) encabeza las intenciones de voto-, hay que recordar que "querer la destrucción de Europa es poner en peligro la paz en el continente".


Añade que "en Europa, como en otras partes del mundo, la paz no es un logro definitivo, sino un sutil equilibrio que hay que preservar a cualquier precio", y en el caso del Viejo Continente, "es el resultado de la unión de los pueblos europeos como la soñaron los padres fundadores".


Sarkozy tambioén carga contra los "contrasentidos y los errores cometidos por los que hacen de Europa una nueva ideología", "en nombre de un pensamiento único", y por eso quiere "que se adapte y cambie profundamente".


En primer lugar, porque "querer construir Europa contra las especificidades nacionales sería el fracaso asegurado".


En política migratoria, el expresidente francés subraya que no se puede hacer como si fuera posible aceptar a todas las personas que quieren entrar en Europa.


De ahí su idea de "suspender inmediatamente Schengen I y sustituirlo por un Schengen II al que los países miembros no se podrían adherir más que después de haber adoptado una misma política migratoria".


Se trata de evitar que los emigrantes vayan a los países que tienen las prestaciones sociales más generosas, lo que según su análisis va "en detrimento casi sistemático de Francia".


Sarkozy hace hincapié en que la Unión Europea de 28 miembros no puede funciona como cuando tenía seis o doce Estados, y por eso no ve "otra alternativa que disminuir drásticamente la amplitud de las competencias comunitarias".


En ese nuevo escenario, además, la Comisión Europea no debería tener competencias legislativas, que tendrían que ser monopolizadas por el Parlamento Europeo.