Lo que Ecuador debe a sus ciudadanos emigrantes

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, visita a la comunidad ecuatoriana emigrante

El expresidente ecuatoriano Rafel Correa
Rafael Correa visita a los emigrantes cubanos
Efe

En todos o casi todos sus viajes al exterior, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, reserva espacio en su agenda para encontrarse con la comunidad ecuatoriana, un segmento de la población al que su país debe mucho, según el propio mandatario, por su contribución económica en tiempos de crisis.


Los encuentros políticos de alto nivel suelen acaparar los principales titulares en estos viajes, donde la política exterior cobra un mayor relieve y, quizá por ello, pierden repercusión estos encuentros con los emigrantes, programados a veces al final de jornadas repletas de reuniones y visitas.


Miles de ecuatorianos que un día dejaron su país sin saber qué sería de ellos se congregan en los pabellones deportivos, en los centros de congresos o en las instituciones educativas o culturales donde se celebran estos eventos, que combinan los mensajes de apoyo recíprocos entre el público y el gobernante con las manifestaciones culturales, por lo general a base de música y baile.


Las reuniones con estos expatriados se producen también en ocasiones durante los mensajes de rendición de cuentas del mandatario, quien, cuando la agenda lo permite, traslada a estos viajes al exterior sus informes semanales de labores, transmitidos por varios canales de televisión, radio y medios digitales de su país.


Los últimos encuentros que Correa ha mantenido con sus compatriotas en Estados Unidos y España dan cuenta de la contribución que los cientos de miles de emigrantes han hecho a su país y del reconocimiento que la patria les debe.


Entre los últimos eventos de este tipo estuvo el de Nueva York, el pasado 12 de abril, cuando unos 3.000 emigrantes se congregaron en el 'Hall of Science' para ver a Correa, quien les expresó agradecimiento por la decisiva contribución de sus remesas para el mantenimiento económico de Ecuador en los tiempos de la dura crisis que estalló en el país en 1999.


También en el viaje a España que lleva a cabo estos días Correa, quien se ha reunido con sus paisanos en Barcelona y Madrid y tiene previsto hacerlo en Génova (Italia), ha mostrado el reconocimiento de la patria a los "millones de exiliados de la pobreza", como los ha llamado.


Y a ellos, precisamente, ha dedicado el gobernante el doctorado "honoris causa" que le fue concedido por la Universidad de Barcelona, como reconocimiento por esa decisiva contribución económica porque, dijo, "al país lo mantuvieron los pobres".


Según el gobernante, fue el "fundamentalismo neoliberal" lo que hizo quebrar la banca ecuatoriana, estremeció la economía del país y disparó el desempleo, motivando la salida de miles de ecuatorianos a Estados Unidos y España, principales destinos de la emigración ecuatoriana, así como a Italia y otros países.


Las remesas de los emigrantes superaron en los años 90 los ingresos petroleros en Ecuador, recordaba en Barcelona Correa, al subrayar que el envío de "ese dólar" y de "ese euro" que "se ganaban con tanto sudor" sirvió para mantener la economía nacional.


El gobernante añadió en esta ocasión una petición de "perdón por tanto dolor" a su mensaje de agradecimiento por ayudar a superar la crisis.


Se trata, en cierto modo, de un reconocimiento que también contribuye a hacer patria, por más que muchas veces pueda quedar en segundo plano en medio de las reuniones políticas bilaterales, de las firmas de convenios, de los contactos en busca de inversiones o de la promoción educativa o turística que, por lo general, centran la atención de estos viajes.