En Quebec no quieren oír hablar de independencia en la campaña electoral

El electorado de la provincia francófona parece que no quiere oír hablar ahora de la independencia y un posible nuevo referendo soberanista.

Tras una semana de campaña electoral en Quebec, el electorado de la provincia francófona parece que no quiere oír hablar ahora de la independencia y un posible nuevo referendo soberanista según una encuesta dada conocer hoy.


La encuesta, realizada por la empresa Léger entre el 11 y 13 marzo y con un margen de error del 2,8 %, señala que el gobernante Partido Quebequés (PQ) y el federalista Partido Liberal de Quebec (PLQ) están empatados en intención de voto con el 37 %, cuando antes del inicio de la campaña los soberanistas estaban por delante.


Y lo que es más importante, entre el electorado francófono, que supone el 80 % de los votantes de la provincia, el PQ es la primera opción de voto para el 44 %, 17 puntos porcentuales más que el PLQ.


En febrero, el PQ de la primera ministra quebequesa, Pauline Marois, contaba con el apoyo del 49 % de electorado francófono.


En tercer lugar en las encuestas se sitúa el partido Coalition Avenir Quebec (CAQ), un grupo nacionalista conservador que no aboga por la separación de Canadá.


El sondeo también indica que la gran mayoría de los encuestados prefieren que la campaña electoral trate más de economía (77 %), sanidad (84 %) y empleo (85 %). Además, sólo un 29 % de los encuestados dijo que el PQ tendrá un mandato para celebrar un referendo independentista si gana las elecciones del 7 de abril.


A pesar del empate al 37 % en intención de voto entre el PQ y el PLQ, el partido de Marois sigue estando a las puertas de conseguir la mayoría absoluta en el parlamento provincial, la Asamblea Nacional, gracias a la concentración del voto federalista y el particular sistema electoral en Canadá.


El PQ, que en las pasadas elecciones de 2012 se hizo con el Gobierno al obtener 54 de los 125 escaños de la Asamblea Nacional, se está concentrando en 13 circunscripciones en Montreal y la ciudad de Quebec, donde perdió por escaso margen hace dos años.


Aunque Marois y el PQ convocaron elecciones anticipadas para el próximo 7 de abril con la idea de centrar la campaña en la situación económica y la llamada Carta de Valores de Quebec, los soberanistas han estado a la defensiva desde el primer día intentando explicar su visión de futuro sobre una posible separación de la provincia.


Incluso la bomba electoral de Marois de presentar la semana pasada como candidato del PQ al magnate de los medios de comunicación Pierre Karl Peladeau parece que se ha vuelto en contra de la primera ministra quebequesa.


La inclusión de Peladeau, hasta la semana pasada presidente del poderoso conglomerado Quebecor, que controla algunos de los principales periódicos, cadenas de televisión y empresas de telecomunicaciones del país, fue un intento de convencer al electorado del pedigrí en materia económica del PQ.


Pero, desde que Peladeau declaró en el acto de presentación de su candidatura que se había unido al PQ porque quiere "convertir a Quebec en un país", la mayoría de las preguntas que el empresario recibe se refieren al separatismo y no a sus éxitos económicos.


A pesar de que las encuestas señalan que los quebequeses están más interesados en estos momentos en problemas distintos al de un referendo independentista, Marois se ha salido de su guión inicial para hablar del futuro de un Quebec independiente.


Por ejemplo, Marois dijo la semana pasada que un Quebec independiente mantendría el dólar canadiense como moneda. O que su visión de la relación entre Quebec y el resto de Canadá sería similar al de la Unión Europa, "sin fronteras ni aduanas".


Marois también declaró que si el PQ consigue mayoría absoluta el próximo 7 de abril creará una comisión para estudiar si los quebequeses quieren un nuevo referendo independentista.


Un referéndum que sería el tercero en la historia de Quebec, tras los celebrados en 1980 y 1995. En este último, los partidarios de la soberanía obtuvieron el 49,42 % de los votos.


Y aunque el PQ estuvo a punto de lograr su objetivo, la derrota también fue la más amarga del movimiento soberanista. Desde entonces, la política no oficial del PQ es no convocar una nueva consulta hasta que se den "las condiciones ganadoras" para que el próximo referendo sea el último.