Bosnia vive una jornada de protestas violentas

Las protestas contra la pobreza y la corrupción se han expandido por todo el país, incluido Sarajevo.

Protestas en Sarajevo
Protestas en Sarajevo

Una ola de protestas sociales sin precedentes, que incluyó el ataque e incendio de la sede de la presidencia, sacudió este viernes Bosnia-Herzegovina, país balcánico que pasa por una profunda crisis institucional y económica.


Decenas de personas resultaron heridas y un número no determinado fue detenido tras una violenta jornada de manifestaciones en más de 30 ciudades, que tuvieron su llama inicial en el cierre de varias fábricas industriales en Tuzla, en el noreste de Bosnia.


En cuestión de horas, las protestas se expandieron por todo el país, incluyendo la capital, Sarajevo, donde los manifestantes atacaron las sedes del Gobierno cantonal y de la Presidencia.


"Es todo nuestra culpa", manifestó el jefe de turno de la terna presidencial bosnia, el croata-bosnio Zeljko Komsic, al responsabilizar a la clase política por lo sucedido y reconocer que las protestas se producen por los problemas acumulados desde hace años.


El presidente anunció que ha convocado una reunión de emergencia de la terna presidencial, que comparte con un serbio y un musulmán, aunque no supo decir si sus dos homólogos iban a aceptar la cita.


El ministro bosnio del Interior, Fahrudin Radoncic, fue tajante al calificar las protestas como "un tsunami de los ciudadanos robados" por la falta de lucha contra la corrupción.


En ese sentido, criticó a los gobiernos cantonales por carecer de cualquier sensibilidad con los ciudadanos.


Decenas de miles de personas se manifestaron en grandes ciudades como Sarajevo, Tuzla, Zenica, Bihac, Mostar y otras, para expresar su malestar con la pobreza y la corrupción política en un país que sigue dividido desde la guerra que padeció hace 20 años.


Se produjeron numerosos enfrentamientos violentos con la policía, ataques a edificios gubernamentales, destrucciones y saqueos de tiendas y otras infraestructuras, según las emisoras locales.


Los manifestantes incendiaron las sedes del gobierno del cantón de Sarajevo, de la Presidencia de Bosnia, de otras instituciones municipales e incluso del Archivo de Sarajevo.


Según el director del Archivo, Saban Zahirovic, fue destruido material de gran valor cultural, mientras que quioscos, tiendas y coches fueron dañados y saqueados por grupos de manifestantes.


Cerca de un centenar de personas, en su mayoría policías, fueron atendidos en los hospitales de Sarajevo, cuatro con heridas de gravedad, según datos médicos disponibles.


Medios locales informan de un número no determinado de detenciones en Sarajevo.


Las protestas comenzaron el pasado miércoles en Tuzla por el cierre de varias fábricas industriales tras su privatización.


La tercera ciudad de Bosnia, con unos 150.000 habitantes, fue antes de la guerra (1992-1995) un importante centro de la industria química y maderera.


Pero las privatizaciones, que comenzaron en 1998, no impulsaron el desarrollo regional sino que causaron la quiebra de numerosas empresas, dejando a decenas de miles de trabajadores sin empleo.


La tasa oficial de desempleo en Bosnia es de del 27,5 %, aunque algunos analistas consideran que supera el 40 %, mientras que al menos una de cada cinco personas vive en la pobreza, y el salario medio mensual no supera los 500 euros.


"Esto tenía que ocurrir. Los ciudadanos están sin trabajo, sin derechos. Yo llevo siete años sin trabajo", dijo a la televisión "Federal" un manifestante en Tuzla.


En ese sentido, el decano de la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Sarajevo, Sacr Filandra, declaró este viernes a los medios que las protestas "muestran que la crisis existencial tiene raíces profundas" y que "el Gobierno ya no tiene dinero para comprar la paz social".


Mientras, el analista bosnio Srecko Latal dijo a la agencia de noticias serbia Tanjug que es difícil pronosticar el desarrollo de la situación debido a su homogeneidad y espontaneidad.


"Lo que pasó en los últimos días pone de relieve las grandes frustraciones y la ira que los ciudadanos sienten hacia los políticos, indistintamente de su etnia, religión o afiliación política", destacó Latal.


Hacía referencia a la división étnica que sigue dominando la vida pública y política incluso dos décadas tras el final de la guerra civil, que causó unos 100.000 muertos.


Según los acuerdos de paz de 1995, Bosnia está compuesta por una federación musulmano-croata y una república serbia, y en su territorio permanecen hasta este viernes cientos de soldados internacionales para garantizar la paz y estabilidad en el país.