Libia

Una protesta contra la presencia de milicias en Trípoli termina en tragedia

Al menos hay 27 muertos y 235 heridos después de que las milicias dispararan contra los manifestantes.

Numerosos manifestantes libios protestan por la presencia de milicias en el casco urbano de Trípoli.
Una protesta contra la presencia de milicias en Trípoli termina en tragedia

Una concentración para exigir la salida de las milicias armadas de Trípoli concluyó este viernes de forma trágica con al menos 27 muertos y 235 heridos, después de que milicianos armados dispararan indiscriminadamente contra los manifestantes.


"Lo peor para el pueblo libio es la presencia de armas fuera de las manos de las fuerzas del Estado, de las manos del Ejército y de la Policía", dijo el primer ministro, Ali Zidán, en sus primeras declaraciones tras el suceso, en las que también condenó lo ocurrido y llamó a los ciudadanos a la calma.


Según explicó el Gobierno en un comunicado, la manifestación, convocada por varias organizaciones civiles, contaba con el permiso del Ministerio de Interior para llevarse a cabo frente a la mezquita de Al Quds, tras la oración del mediodía.


Sin embargo, el comunicado explica que los participantes en la protesta, tras concentrarse en las inmediaciones de la mezquita, se dirigieron, sin previo aviso, al barrio de Gargur, donde se encuentran acuarteladas varias milicias de la ciudad de Misrata, situada a 200 kilómetros al este de Trípoli.


"Era una manifestación cien por cien pacífica. Sólo estábamos pidiendo que cogieran sus armas y que se fueran de Trípoli porque no tienen ninguna legitimidad para estar aquí, porque no dependen del Gobierno, porque son unos criminales", dijo a Efe Omar Uhada, un hombre de 50 años que participó en la protesta y que confesó que entre las víctimas mortales hay un amigo suyo.


El Gobierno libio, que insistió en la nota en su compromiso de vaciar la ciudad de milicias armadas, instó a los ciudadanos, a las personalidades políticas y religiosas y a los medios de comunicación a que llamen a la calma y a la contención.


"Hay que evitar las declaraciones que provoquen el conflicto o que lo aumenten", aseguró el comunicado en el que también se pidió a todas la milicias implicadas que permitan a las autoridades mediar entre las partes.


Cuando los congregados marchaban de manera pacífica en dirección al barrio de Gargur, varios milicianos comenzaron a disparar contra los manifestantes que pedían su salida de la ciudad.


Tras el comienzo de los disparos, el caos se extendió entre los manifestantes y después de varios momentos de confusión en los que los disparos, los gritos de protesta y las sirenas de las ambulancias se superponían, la mayoría de los participantes en la protesta abandonaron la zona.


Al lugar acudieron brigadas de milicianos de distintas zonas de Trípoli y estallaron enfrentamientos entre milicias de ambos bandos.


Zidán aseguró que las fuerzas de seguridad y la Policía Militar se encuentran en la zona para intentar controlar la situación y evitar que se desborde.


El presidente del Consejo Local de Trípoli, Al Sadat Al Badri, adelantó ayer la celebración de esta marcha en favor de la aplicación del decreto 27 del Congreso Nacional (Parlamento) que determina la salida de las milicias de la capital.


"Queremos un Trípoli sin armas", dijo ayer Al Badri en una rueda de prensa en la que insistió en que la protesta sería pacífica.


Al Badri subrayó que "los habitantes de Trípoli han perdido la paciencia" y recordó el último enfrentamiento ocurrido en la capital entre milicias, el pasado 7 de noviembre, que se saldó con la muerte de tres personas.


Por su parte, el predicador de la mezquita Al Quds, donde comenzó la marcha, insistió este viernes durante el sermón en la necesidad de lograr un Trípoli sin armas y acusó a las milicias de haber "secuestrado a jóvenes en los últimos días" y de haberlos torturados.


Asimismo, responsabilizó al Gobierno, al Consejo Local de Trípoli y al Parlamento de no haber aplicado el decreto 27, así como de no promover el refuerzo de la Policía y el Ejército.


La debilidad de las fuerzas de seguridad controladas por el Gobierno libio tras la guerra que desembocó en la caída del régimen dictatorial de Muamar al Gadafi, en 2011, obligó a las autoridades a mantener activas las milicias surgidas durante el conflicto para asegurar la estabilidad en el país.


Aunque muchas de estas milicias se han integrado en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, otras mantienen una gran autonomía y no responden siempre a las órdenes de las autoridades centrales.