Kenia

Dudas y contradicciones de un asalto con lagunas informativas en Kenia

La información de las instituciones públicas kenianas sobre el ataque terrorista a un centro comercial de Nairobi ha generado enormes dudas de credibilidad.

Imágenes del asalto al centro comercial de Nairobi
Matanza en Nairobi_6
AGENCIAS

La información de las instituciones públicas kenianas sobre el ataque terrorista a un centro comercial de Nairobi ha generado enormes dudas de credibilidad, por la contradicción entre las distintas fuentes y la aparente falta de coincidencia con la realidad.


El caso más llamativo, sin duda, fue el de la enorme columna de humo negro que durante dos días estuvo saliendo del tejado del edificio.


La versión oficial ofrecida en rueda de prensa por el ministro keniano del Interior, Joshep Ole Lenku, es que se trataba de un incendio provocado por los terroristas para intentar distraer a los soldados y tratar de escapar, para lo que, según dijo, habían quemado "mantas y colchones".


Lo cierto es que, segundos antes de que apareciera el humo, todos los periodistas instalados en un centro religioso próximo pudieron oír tres potentes explosiones procedentes del interior del edificio asaltado por la milicia somalí Al Shabab.


Horas más tarde, ya de madrugada, un soldado agotado decía que las explosiones se debían a la inmolación de uno de los atacantes y que partes del techo del centro comercial se habían hundido.


La explosión y el incendio se produjeron sobre la una del mediodía local y, siete horas más tarde, el Centro de Operación de Desastres (KNDOC) -organismo que coordina la respuesta ante catástrofes- aseguraba que ya estaba sofocado.


Pero desde el centro de prensa la columna de humo era perfectamente visible, a pesar de la noche, y los bomberos continuaban trabajando.


También despertó muchas dudas la citada rueda de prensa, ofrecida pocas horas después de las explosiones.


En ella, el ministro aseguró que el ejército tenía el control total de la situación, aunque solo dominaba el sótano de un edificio de cuatro pisos y grandes dimensiones, según puntualizó después.


También dijo que la mayoría de los rehenes se encontraba a salvo, pero no supo precisar ni el número de los mismos ni su estado de salud, circunstancia que aún hoy se desconoce.


Su mensaje más reiterado, en una concurrida cita cubierta por periodistas de todo el planeta, fue pedir a los medios que no hicieran caso de informaciones ajenas ni difundieran rumores.


Los únicos datos oficiales aportados antes de esa comparecencia los ofrecieron el vicepresidente de la Cámara de Comercio de Kenia y un sacerdote. La confusión, y sobre todo las dudas, eran elevadas.


Un famoso periodista de un medio público, que prefiere no ser nombrado, comentaba: "No me creo nada de lo que están diciendo".


Las contradicciones continuaron la pasada madrugada. El ejército avanzó posiciones y, según el Ministerio del Interior, se hizo con el control "total" del centro comercial.


El KNDOC se apresuró a anunciar en la red social Twitter que el asalto había concluido, pero las Fuerzas Armadas advertían de que aún quedaba por hacer y pedían paciencia. En el centro comercial, los disparos continuaban.


Esta misma tarde, de nuevo el Centro de Desastres anunciaba que la Policía keniana había asumido la operación y que los soldados volvían a sus cuarteles.


A la misma hora, más disparos, una nueva explosión y soldados distribuidos por todo el edificio.


Entre tiros y explosiones, la Policía de Kenia comunicaba a los propietarios de los coches abandonados en las inmediaciones del centro que podían regresar por ellos.


Durante las 72 horas que ha durado el asalto, casi el único punto de convergencia entre las numerosas fuentes oficiales ha sido el anuncio del fin del asedio, ofrecido esta noche local por el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta.


En una alocución televisada a la nación, el jefe de Estado hizo este anuncio y precisó que en los hechos, aparte de los cinco asaltantes muertos, han perdido la vida 61 civiles y seis soldados kenianos, mientras 62 personas siguen hospitalizadas.


Como suele ocurrir en los conflictos donde median rehenes y gobiernos poco proclives a la transparencia, el acceso a la realidad del suceso nunca será completo.