Argentina

El dictador argentino Jorge Videla murió solo y en la cárcel

Videla reivindicó hasta el último día de su vida su labor al frente de Argentina. Fue condenado a cadena perpetua por los crímenes cometidos durante su mandato.

Videla
Videla, condenado a cadena perpetua por crímenes de la dictadura argentina
EFE

El exdictador argentino Jorge Rafael Videla ha fallecido este viernes de muerte natural, a los 87 años de edad, según ha informado en su edición digital el diario 'Clarín'. 


El exdictador argentino ha muerto en el penal de Marcos Paz, donde estaba cumpliendo una condena de cadena perpetua por los crímenes cometidos durante su mandato. Videla ha fallecido de muerte natural.


La esposa de un militar, Cecilia Pando, ha confirmado el fallecimiento de Videla en declaraciones a la cadena Radio Once Diez. "Videla murió durmiendo. Anoche no quiso cenar porque se sentía mal", ha asegurado.


El cuerpo de Videla será trasladado a la morgue de Buenos Aires, donde se le practicará una autopsia, según la agencia oficial Télam.


Aunque se desconoce la fecha y el lugar de su entierro, medios oficiales confirmaron que será sepultado sin honores, de acuerdo a la actual legislación argentina, que inhabilita los funerales de integrantes de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas de violaciones de los derechos humanos.


Condenado a cadena perpetua por los crímenes de la dictadura, la muerte le sorprendió en la cárcel mientras afrontaba un nuevo proceso por el Plan Cóndor, llevado a cabo por las dictaduras de Chile, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Paraguay a partir de mitad de la década de los años 70 para compartir información, perseguir, asesinar, desaparecer o deportar a disidentes fuera de sus países.


El exdictador fue condenado a 50 años de prisión por el robo de bebés durante su mandato en la última dictadura militar (1976-1983). La pena fue dictada por el Tribunal Federal número seis y se suma a otras condenas anteriores. Este proceso investigó 35 casos de apropiación de niños nacidos en cautiverio. 

Murió sin arrepentirse

El exdictador argentino Jorge Rafael Videla ha reivindicado hasta el último día de su vida su labor al frente de Argentina, la transformación que ofreció al país sudamericano y la defensa de la moral cristiana ante los movimientos marxistas a los que pretendía erradicar, a los que unió cualquier movimiento contrario a sus intereses.


Nunca se arrepintió de los miles de muertos que dejó su terrorífica represión de la oposición, pero el exdictador argentino pasó sus últimos años en la cárcel por su labor en el gobierno, algo que siempre defendió en una de las dictaduras más cruentas que ha padecido el continente.


Videla dirigió al grupo de militares que en 1976 dio un golpe de Estado y expulsó del poder a María Estela Martínez de Perón, conocida como 'Isabelita', para imponer un gobierno militar que impulsó el eufemístico Proceso de Reorganización Nacional, que sirvió para imponer un modelo con el que se enriquecieron las grandes empresas y supuso la represión de cualquier voz discordante.


Militar de carrera, a finales de 1973 fue elegido jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra y, en 1975, Isabel Perón le nombró comandante en jefe del Ejército. Con el golpe, dirigido con el almirante Emilio Eduardo Massera y el general Orlando Ramón Agosti, Videla unió a Argentina a otros países sudamericanos que habían visto cómo caía el sistema democrático con un golpe de Estado militar.


Videla pasará a la historia como uno de los principales impulsores de las peores represiones de las dictaduras americanas. El robo de niños se convirtió en una práctica habitual contra la oposición, una cuestión que aún provoca sufrimiento en Argentina, ya que muchos hijos siguen descubriendo que los que creían que eran sus padres son en realidad personas afines al régimen militar.


En junio de 2012, el exdictador definió a las mujeres que sufrieron el robo de los bebés como "militantes activas de la maquinaria del terror", aunque rechazó las acusaciones de que dicha práctica fuese sistemática o se produjese por una orden expresa suya.


Durante la Operación Cóndor, miles de personas fueron tiradas al océano Atlántico desde aviones para eliminar cualquier prueba de su asesinato, mientras que los cuarteles militares se convirtieron en centros de tortura contra los críticos del régimen militar.


A pesar de su encarcelamiento y las condenas dictadas contra él, Videla nunca dejó de enfrentarse a las numerosas causas pendientes con la justicia. El pasado martes, Videla asumió "íntegramente" ante un tribunal la responsabilidad por los delitos cometidos por sus subordinados durante la Operación Cóndor.


Su última provocación, el pasado mes de marzo, fue una llamada al levantamiento militar contra el Gobierno de Cristina Fernández, cuyo esposo y antecesor en el cargo, el fallecido Néstor Kirchner, ordenó descolgar los cuadros de Videla y del también presidente de facto Reynaldo Bignone de un galería del Colegio Militar de El Palomar y pidió perdón, como mandatario, por los crímenes de la dictadura.


"Es bueno que haya terminado su vida preso y con una condena de la justicia de la democracia argentina", comentó este viernes el vicepresidente argentino, Amado Boudou.