Entre los años 2000 y 2007

Alemania juzga a la única superviviente de una célula neonazi que mató a 10 personas

A Beate Zschäpe se le imputa pertenencia a grupo terrorista y asesinato múltiple por las muertes de 9 inmigrantes y un policía.

Beate Zschäpe, durante el juicio
Alemania juzga a la única superviviente de una célula neonazi que mató a 10 personas
AFP

La Justicia alemana comienza el juicio por terrorismo contra la neonazi Beate Zschäpe, única superviviente del grupo Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), entre grandes medidas de seguridad y protestas frente a la Audiencia Territorial de Múnich.


Desde horas antes de la apertura, prevista para las 08.00 GMT, grupos de manifestantes de izquierda se apostaron ante el edificio de la cámara exigiendo con pancartas el total esclarecimiento del caso y la presunta responsabilidad de los cuerpos de seguridad alemanes, dados los múltiples fallos en las investigaciones.


A Zschäpe se le imputa pertenencia a grupo terrorista y asesinato múltiple por las muertes de nueve inmigrantes -ocho turcos y un griego-, así como de una agente policial, cometidos todos ellos por la NSU entre 2000 y 2007.


Las autoridades muniquesas desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad para el inicio del proceso, que viene precedido por una fuerte controversia porque inicialmente no se habían previsto plazas para medios turcos, que tuvieron que recurrir al Tribunal Constitucional para lograr un mínimo de puestos en la sala.


En Alemania no está autorizada la presencia de cámaras en los juicios ni tampoco las transmisiones en vídeo a salas adyacentes, de manera que solo se puede seguir el proceso desde el interior de la sala donde se realizan las vistas.


Se trata de la primera vez que se aplica el término terrorismo a asesinatos de la ultraderecha en Alemania, a lo que se suma el hecho de que no ha trascendido nada de las declaraciones de la acusada en los sucesivos interrogatorios policiales a que se la ha sometido.


Zschäpe ingresó en prisión preventiva el 8 de noviembre de 2011, cuando se entregó a la policía tras incendiar la casa donde había convivido con los otros dos miembros de la NSU, Uwe Böhnhard y Uwe Mundlos.


Sus dos compañeros habían aparecido muertos cuatro días antes en una autocaravana, en lo que se consideró un doble suicidio de dos delincuentes acosados por la policía tras atracar un banco.


En esa casa parcialmente destruida de Zwickau (este del país) se encontraron las pistas y el arma con que habían muerto asesinados nueve inmigrantes en distintos puntos del país, mientras que la propia Zschäpe difundió antes de entregarse macabros vídeos donde el grupo se jactaba de sus crímenes.


Los tres neonazis se financiaron atracando bancos y, además de los diez asesinatos que se imputan a Zschäpe, cometieron en 2001 y 2004 dos atentados con bomba en Colonia, con una veintena de heridos, que también se atribuyeron a extranjeros.


Zschäpe será juzgada junto a cuatro presuntos cómplices de la NSU, cuyos vínculos con otros ultraderechistas se revelaron tan tardíamente como todo lo que rodea al caso y en medio de sospechas de inoperancia o encubrimiento policial con esos círculos.


Será así un proceso en que no solo se juzgará a la presunta autora de los crímenes racistas que conmocionaron a Alemania, sino también, aunque indirectamente, la ineficacia o lasitud de las fuerzas de seguridad frente a la ultraderecha.


Para el juicio se han previsto 80 vistas, lo que teóricamente prolongaría el proceso hasta enero de 2014, aunque se cuenta con que se extienda más.


El pliego de la acusación está contenido en 488 páginas, se han convocado 606 testigos a declarar y la acusación particular representa a 80 demandantes, la mayoría familiares de las víctimas.