Ha podido colocar un satélite en órbita

Corea del Norte da un paso más en su programa de proyectiles

El régimen comunista consideró un éxito la operación y aseguró que el satélite meteorológico y de observación Kwangmyonsong-3 "está en órbita".

El lanzamiento de un cohete de largo alcance realizado por Corea del Norte, que aparentemente colocó un satélite en órbita, puede calificarse como el más exitoso de su extenso programa de proyectiles balísticos iniciado en la década de los años setenta. 


De ser acertadas las observaciones preliminares del Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD), ésta es la primera vez que Pyongyang logra colocar un dispositivo en el espacio.


El régimen comunista consideró un éxito la operación y aseguró que el satélite meteorológico y de observación Kwangmyonsong-3 (Estrella brillante-3) "está en órbita".


Esta misma afirmación ya la hizo con los proyectiles que lanzó el 31 de agosto de 1998 y el 5 de abril de 2009, que, según Pyongyang, portaban respectivamente el Kwangmyonsong-1 y el 2, pese a que ninguna agencia espacial logró detectar entonces la puesta en órbita de objeto alguno.


Sin embargo, a efectos armamentísticos ambos supusieron un importante avance para Pyongyang.


Los dos sobrevolaron con éxito territorio nipón y se precipitaron en el Pacífico, y el de 2009, un cohete Unha-2 supuestamente derivado del misil balístico Taepodong-2, incluso recorrió más de 3.000 kilómetros pese a que los expertos indicaron que la segunda y tercera fases no lograron separarse correctamente.


En el lanzamiento del miércoles, las tres fases del proyectil funcionaron correctamente y éste desplegó "un objeto que aparentemente ha alcanzado la órbita terrestre", según el NORAD.


El cohete utilizado este miércoles es el Unha-3, una mejora del Unha-2 del que poco se sabe, aparte del hecho de que la tercera fase requiere más combustible que su hermano pequeño, probablemente por la trayectoria sur elegida para lanzarlo (la rotación terrestre añade velocidad si se dispara el proyectil hacia el este).


Los expertos creen que, como el Unha-2, el 3 tiene una primera fase formada por cuatro motores del Rodong, misil de alcance medio norcoreano desarrollado a partir de los Scud soviéticos, y que la segunda emplea la tecnología del Rodong-b, de rango medio y basado en el también soviético R-27 zyb.


Se desconocen a ciencia cierta las mejoras que ha aplicado Pyongyang en este Unha-3, sobre todo respecto al que ya lanzó con la misma trayectoria el pasado 13 de abril y que se precipitó en el Mar Amarillo poco después de despegar.


El Gobierno de Seúl no descarta que el régimen norcoreano haya obtenido ayuda extranjera para mejorar su tecnología.


El año pasado, dos agentes norcoreanos fueron detenidos y encarcelados en Ucrania, donde se desarrollaron la mayoría de misiles intercontinentales de la antigua Unión Soviética.


Supuestamente, ambos intentaban sacar del país documentos confidenciales sobre sistemas de suministro de combustible, motores de combustible líquido y diseño de cohetes.


Hasta la propia Corea del Sur, con la que Pyongyang sigue técnicamente en guerra desde hace seis décadas, ha reconocido que la prueba ha sido un éxito.


El comentario alegrará de seguro al régimen norcoreano, que dedica la mayor parte de su presupuesto al gasto militar y que ve como su vecino rico del sur intenta lanzar desde hace tres años sin éxito su cohete Naro-1.


Además, con la operación del miércoles, Pyongyang ha vuelto a demostrar su capacidad para resultar del todo imprevisible.


El martes, fuentes militares surcoreanas indicaban que, según imágenes vía satélite, los técnicos norcoreanos parecían estar desmantelando el cohete en la base de Dongchang-ri para repararlo.


Y solo un día antes el propio régimen había reconocido supuestos fallos técnicos y anunciaba que ampliaba hasta el 29 de diciembre el plazo para llevar a cabo la operación, inicialmente prevista entre el 10 y 22 de diciembre.


Todo para lanzarlo sin previo aviso, lo que ha pillado por sorpresa a medios de comunicación y posiblemente a los servicios de inteligencia surcoreanos que intentaban observar cada movimiento en la plataforma de lanzamiento.


Pese a la exitosa operación, la opinión general es que los científicos norcoreanos son aún incapaces de fabricar cabezas atómicas lo suficientemente pequeñas como para ser equipadas en un proyectil como el Unha-3.


Queda por determinar la función exacta del objeto que Pyongyang ha puesto en órbita alrededor de la Tierra después del lanzamiento, que contribuye a elevar la tensión en una región que mira con preocupación los programas del régimen estalinista y la escalada militar china.