Conflicto entre Israel y Palestina

La tregua entre Israel y las milicias de Gaza pone fin a 8 días de violencia

La tregua entre Israel y Palestina comenzó después de varios días de bombardeos que se han saldado con 162 muertos y 1.300 heridos.

Tras ocho días de derramamiento de sangre, Israel y las milicias de Gaza cesaron este miércoles sus ataques mutuos, en virtud de un alto el fuego fraguado por Egipto que dio paso a una multitudinaria celebración en las calles de la franja.


El cese de las hostilidades entró en vigor a las 21.00 hora local (19.00 GMT) y, salvo algunos cohetes palestinos aislados, ha sido respetado por ambas partes, que coinciden en declararse vencedoras de la contienda.


Un regreso a la calma que no podrán festejar los 162 palestinos, en su mayoría civiles, muertos en la denominada operación Pilar Defensivo, lanzado el miércoles de la semana pasada con el "asesinato selectivo" del líder del brazo armado de Hamás, Ahmed Yabari.


Por parte israelí, cuatro civiles y un soldado han perdido la vida por el impacto de cohetes lanzados desde la franja y en un atentado perpetrado este miércoles contra un autobús en Tel Aviv.


En los ocho días de círculo de violencia, ambas partes han lanzado el mismo número, unos 1.500, de bombardeos aéreos, marítimos y terrestres (Israel) y proyectiles (los grupos armados de Gaza, sobre todo la milicia de Hamás).


En el plano político-militar, ambos se ven triunfantes, en contraste con el perfil bajo del gran perdedor de la jornada: el presidente palestino, Mahmud Abás.


Abás, que solo controla Cisjordania y apuesta por la no violencia, ha sido irrelevante en esta crisis, mientras veía como su rival Hamás, movimiento islamista considerado terrorista por las principales capitales occidentales, se erigía en interlocutor indirecto de Israel con una posición negociadora firme.


Benjamín Netanyahu, primer ministro de Israel, se rodeó de sus titulares de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Defensa, Ehud Barak, para declarar ante la prensa en Jerusalén un acrítico "Misión cumplida".


Tras reconocer que había ciudadanos en el país que pedían una ofensiva más dura en Gaza, Netanyahu señaló que "vale la pena dar una oportunidad al alto el fuego para permitir a la población civil que tenga una vida normal", tras haber "destruido infraestructuras de Hamás" y "miles de cohetes" con "el apoyo de la comunidad internacional".


El triunfalismo en las altas esferas israelíes no se hizo notar en las calles, donde la operación contaba con un altísimo apoyo popular (84% a favor, 12 por ciento en contra) y no se han registrado concentraciones de celebración. 


Por el contrario, el alcalde de Ashdod, una de las ciudades más castigadas por los proyectiles palestinos, Yejiel Lasri, expresó su descontento con la salida diplomática.


"No es esto lo que esperábamos", lamentó Lasri, mientras su homólogo de la aún más cercana a Gaza localidad de Ofakim, Zvika Greengold, auguraba un alto el fuego "solo sobre el papel".


Gaza, por el contrario, recibió la noticia con fervor. Sus habitantes salieron a las calles, mientras los altavoces de las mezquitas proclamaban "una victoria". Jóvenes, niños y adultos se lanzaron al centro de las ciudades a aplaudir y gritar para festejar el regreso de la calma, mientras grupos de milicianos salían de sus refugios efectuando disparos al aire. 


También en Cisjordania, en la ciudad de Ramala o la anexa Kalandia, se lanzaron algunos fuegos artificiales y los coches hicieron sonar sus bocinas en señal de alegría por el acuerdo, en el que la mediación egipcia ha sido crucial.