Interrupción del embarazo

Uruguay, a un paso de la despenalización del aborto tras voto de diputados

La Cámara de Diputados del país sudamericano aprobó el proyecto de ley por 50 votos ante 49 tras un debate de casi 14 horas.

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Uruguay, a un paso de la despenalización del aborto tras voto de diputados
AFP

Uruguay quedó este martes a un paso de despenalizar el aborto después de que la Cámara de Diputados del país sudamericano aprobara por 50 votos ante 49 un proyecto de ley en ese sentido que ahora deberá ser ratificado por el Senado, en donde en principio cuenta con apoyos suficientes para su aprobación.


La norma fue aprobada tras un largo debate de casi catorce horas que no estuvo exento de momentos de emoción ni duros intercambios entre los legisladores, en donde quedaron de nuevo patentes las divisiones que existen en el seno todos los partidos políticos uruguayos ante este tema.


Ahora el proyecto pasará al Senado, que en diciembre ya votó a favor del proyecto, para su aprobación definitiva. Después solo restaría que el presidente José Mujica ratifique la norma para que ésta entre en vigor, algo que el mandatario ya dijo que haría de darse el caso.


Según el texto adoptado, se despenalizará el aborto hasta la semana doce de gestación, sin límite en caso de que haya riesgos para la salud de la madre, y siempre que éstos se realicen en centros de salud y bajo la supervisión de las autoridades.


La uruguaya que quiera abortar bajo esta ley solo tendrá que ir a un médico y expresar su deseo. El facultativo enviará entonces a la mujer ante un comité formado por ginecólogos, psicólogos y trabajadores sociales para que la informen de todas las posibilidades que tiene y se le dejarán cinco días para reflexionar. De seguir con la idea, el aborto se realizará de forma inmediata sin más trámites.


Este proyecto es una modificación sustancial del proyecto de ley votado por el Senado debido a que el oficialista Frente Amplio (FA), impulsor de la medida, no contaba con los votos suficientes entre los diputados para aprobar la norma. Así, se vio obligado a pactar un nuevo proyecto con el legislador del Partido Independiente Iván Posada, cuyo voto fue determinante para su aprobación.


Al final, votaron a favor 49 de los 50 diputados del Frente Amplio y Posada, después de que el diputado oficialista Andrés Lima votara en contra por motivos de conciencia tal y como había anunciado. Otros dos diputados oficialistas argumentaron contra el proyecto, si bien se retiraron de la sala y dejaron su escaño a sus suplentes para que la norma pudiera ser aprobada.


Entre ellos estuvo Darío Pérez, que narró entre lágrimas que no podía acompañar la votación porque aún recordaba el dolor que le supuso la pérdida de un hijo cuando su mujer abortó de forma espontánea mientras cursaba el cuarto mes de embarazo.


En el lado opositor, el diputado del Partido Colorado Fernando Amado, partidario de la despenalización del aborto, argumentó a favor de la medida y se retiró de la sala para no votar en contra, tal y como le obligaba un mandato de su fuerza política.


Anibal Gloodtdofsky, otro colorado, también dijo estar a favor de la despenalización pero que votaría en contra para acatar la disciplina partidaria.


En su intervención ante la Cámara, el diputado Posada defendió el proyecto al considerarlo "idóneo para disminuir la cantidad de abortos que se practican en el país". "Este proyecto opta por el camino del medio, por la senda del menor mal", explicó ante el resto de diputados.


Por el contrario, el diputado Fitzgerald Cantero argumentó en contra apuntando que con este proyecto "la madre podrá hacer, de acuerdo a su estado de ánimo, lo que quiera con el embarazo".


A pesar de estar penado por ley, en Uruguay cada año se producen más de 30.000 abortos, según cifras oficiales, aunque la realidad podría doblar ese número, señalan organizaciones no gubernamentales.


En noviembre de 2008 se aprobó una ley similar, si bien no entró en vigor debido al veto impuesto por el entonces presidente, el oncólogo Tabaré Vázquez, en un gesto que causó una gran molestia en el seno del Frente Amplio y entre organizaciones feministas.