Tras dos meses de asilo

Assange ha revolucionado la vida de la embajada de Ecuador

La delegación ecuatoriana ha tenido que contratar agentes de seguridad para proteger al fundador de Wikileaks y a sus trabajadores de las amenazas.

Seguidores de Julian Assange frente a la embajada, el pasado domingo.
Assange ha revolucionado la vida de la embajada de Ecuador en Londres
EFE/KAREL PRINSLOO

El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, ha revolucionado la vida de la pequeña embajada de Ecuador en Londres, donde se refugia desde hace dos meses y donde se ha tenido que reforzar la seguridad y cambiar los hábitos, según revelaron este jueves fuentes de la legación.


La embajada, situada en el primer piso de un edificio del lujoso barrio de Knightsbridge de Londres, a pocos metros de los grandes almacenes Harrods, ha visto alterada su rutina por los más de 20 policías británicos que la vigilan, los manifestantes, los curiosos y el propio "hacker" que ocupa una de sus ocho habitaciones.


La embajada, que nunca había estado vigilada, ha tenido que contratar el servicio de una empresa de seguridad para proteger al fundador de WikiLeaks y a sus propios trabajadores.


"Hemos recibido muchas muestras de apoyo, pero también amenazas", explicaron hoy a Efe personas que conviven a diario en la legación con Assange, quien puede recibir visitas, aunque su número está limitado.


Las medidas de seguridad son evidentes: todas las personas que entran en el edificio tienen que dejar sus móviles, ordenadores, cámaras o cualquier dispositivo electrónico en la recepción, con lo que se quiere evitar que se fotografíe o grabe al famoso inquilino de nacionalidad australiana.


Los ocho trabajadores de la embajada empiezan a acostumbrarse a la presencia del "hacker", quien ocupa una habitación de unos 20 metros cuadrados que ha divido en dos, una parte para dormir y otra que utiliza como despacho.


A pesar de las dos o tres reuniones diarias que mantienen con él los representantes del Gobierno ecuatoriano para analizar la situación, todos los que trabajan allí también tienen una relación "humana" y "cordial" con Assange.


"A veces comemos juntos, y vimos con él los Juegos Olímpicos, pero aquí tanto Assange como nosotros dedicamos la mayor parte del tiempo a trabajar", comentaron fuentes de la embajada.


Assage ha mantenido durante los dos meses que lleva allí refugiado "un estado de animo invariable", dando muestras de una férrea discreción y un carácter frío comparado con el de los latinos que le acogen.