Al menos 34 personas murieron por los bombardeos de las fuerzas del régimen sirio sobre la localidad de Soran, en la provincia central de Hama, informaron varios grupos opositores.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) apuntó en un comunicado que entre las víctimas hay menores de edad, mientras que los Comités de Coordinación Local señalaron que hay un gran número de heridos.

Tras los bombardeos, las fuerzas del Gobierno irrumpieron disparando en la localidad, lo que elevó la cifra inicial de fallecidos, según el OSDH.

A esta masacre, que no pudo ser verificada de forma independiente por las restricciones impuestas a los periodistas, se suman otros ataques de las fuerzas de seguridad que han dejado en esta jornada otra decena de muertos.

Los Comités denunciaron que tres personas perecieron en la periferia de Damasco, tres en Alepo (norte), dos en Homs (centro), dos en Idleb (norte), una en Deraa (sur) y una en la capital.

Además, al menos una veintena de civiles resultaron heridos en la localidad de Duma, en los alrededores de Damasco, donde se encontraba de visita un grupo de observadores de la ONU, que salió ileso del incidente, según dijo a Efe una activista dentro de Siria.

Los expertos internacionales se encontraban cerca del lugar de la explosión, por lo que las informaciones han sido confusas sobre si el convoy de la ONU era el objetivo del ataque.

Esta opositora, que pidió el anonimato, descartó que la explosión tuviera como objetivo a los observadores porque se desconocía que los expertos estuvieran de camino a Duma.

La violencia persiste en Siria pese a la presencia en el terreno de los observadores, encargados de verificar el cumplimiento del plan de paz del enviado especial para el país, Kofi Annan, que establece el fin de las hostilidades.

De acuerdo con datos de la ONU, desde marzo de 2011 más de 10.000 personas han muerto en Siria por la violencia, unas 230.000 se han desplazado de forma interna y más de 60.000 han buscado refugio en países limítrofes, como Turquía y Líbano.