MEDIO AMBIENTE

Los bomberos se visten de apicultores

Los efectivos de Protección Civil de la Hoya reciben numerosos avisos para ir a retirar colmenas de abejas de los pueblos de la comarca por el miedo de los vecinos a las picaduras de estos insectos, especialmente para quienes son alérgicos.

Los bomberos se visten de apicultores
Los bomberos se visten de apicultores
PROTECCIÓN CIVIL DE LA COMARCA DE LA HOYA

La picadura de una abeja provoca en la mayoría de ocasiones una simple reacción desagradable que produce dolor, picor, hinchazón y enrojecimiento, síntomas que desaparecen al cabo de unos días. Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de población (alrededor del 4% según los expertos) que puede llegar a sufrir una anafilaxia, es decir, una reacción alérgica que lleva al afectado a padecer un estado de 'shock' o paro respiratorio que puede derivar incluso en el fallecimiento, como le ocurrió a un apicultor de la localidad de Angüés que murió por asfixia tras picarle unas abejas en 2008.

La llegada del calor y el hecho de que el oficio de la apicultura se esté perdiendo, ha provocado una proliferación de colmenas de abejas en muchos pueblos de la comarca de la Hoya. El temor a la picadura de estos insectos está haciendo que los bomberos de la Hoya reciban cada vez más llamadas de vecinos para retirar estos enjambres de puertas, ventanas, árboles, etc. De hecho, en solo dos semanas, los efectivos de Protección Civil de la Hoya realizaron una decena de salidas para atender estas urgencias en Lupiñén, Ortilla, Chimillas, Antillón, Riglos, etc. De momento, todo indica que superarán las 14 intervenciones realizadas en 2009.

Joaquín Abiol, responsable de Protección Civil, explica que comenzaron a asumir esta inusual tarea hace dos años, "que fue cuando nos dimos cuenta de que nos entraban muchos avisos porque nadie solucionaba un problema". Y es que cuando había más apicultores, ellos mismos iban a retirar los panales y se los llevaban a sus explotaciones, "pero ahora como cada vez hay menos, los pocos que hay están saturados de trabajo y no quieren más".

"No se atrevía a salir de casa"

Poco a poco observaron que el problema era más grave de lo que podía parecer al principio. Había personas que incluso no se atrevían ni a salir de su casa por miedo a que le picara una abeja. Fue el caso de un vecino de Grañén que era alérgico y que les llamó porque tenía un panal justo enfrente de su vivienda, "ya que si le picaban dos abejas tenía que ir al hospital con riesgo de muerte".

El método de actuación contra estos insectos no forma parte del temario que deben estudiar para entrar en el servicio de Protección Civil. Por ello, los bomberos han tenido que aprender sobre la marcha. "Nos hemos valido de la experiencia de los apicultores de la zona, que nos han enseñado a tratarlas y manejarlas", admite.

"Algún picotazo siempre te llevas"

Cuando iban a los panales, se percataron de que apenas tenían medios y que en muchas ocasiones no podían hacer nada más que arrojarles agua a presión. Por ello, decidieron comprar cuatro equipos de protección como los que usan habitualmente los apicultores, compuestos de un mono y una careta recubierta por una malla. Además, reutilizan sus guantes y pantalones porque ya son suficientemente gruesos. "Al final nos sellamos con cinta los guantes y las botas con lo que estamos completamente aislados", asegura Abiol. Gracias a esta protección, no han sufrido hasta ahora heridas graves por la manipulación de las abejas "aunque alguna picadura siempre te llevas".

Así, una vez equipados, usan un ahumador para reducir la agresividad de las abejas, retiran el panal, lo introducen en una caja y lo trasladan al monte, donde lo sueltan. "Algunas veces se ponen en los árboles, sobre todo en los setos, pero otras veces están en ventanas o en puertas de las casas".

Joaquín Abiol achaca el incremento de avisos al miedo que tienen muchos vecinos de la Hoya a una picadura. "Y es que la mayoría de los paneles están en medio del pueblo y sienten que hay peligro para los niños y las personas mayores". En este sentido, reconoce que en este tiempo le ha sorprendido "la cantidad de gente que tiene alergia a las abejas".

El responsable de Protección Civil de la Hoya subraya que esta tarea es un buen ejemplo de que los bomberos del medio rural no solo apagan fuegos o acuden a accidentes de tráfico, "sino que ahora cualquier persona que tiene un problema y no sabe a quien llamar, nos avisa a nosotros".

En huecos de puertas, ventanas y fachadas. Las abejas asientan sus colmenas en los huecos de puertas, ventanas y fachadas como esta del pueblo de Antillón que los bomberos se ocupan de sellar luego con poliuretano. La incidencia es mayor en primavera y verano ya que con el calor los enjambres se desplazan más.

Una protección adecuada. Los bomberos de la Hoya se visten con los mismos monos y caretas con malla que emplean los apicultores. Una vez localizado el panal, usan un ahumador para reducir la agresividad de las abejas, las retiran, las introducen en una caja y las trasladan al monte, donde ya las suelta.