SOLIDARIDAD

Lleno diario en los centros de Cáritas en Huesca

El hogar El Fogaril y el taller ocupacional de la ONG, de 35 y 25 plazas respectivamente, reabrieron sus puertas en septiembre tras las vacaciones de verano.

Imagen de El Fogaril
Lleno diario en los centros de Cáritas en Huesca
J.S.

De lleno diario. Así es la situación que vive a día de hoy Cáritas Diocesana en Huesca en los dos centros que mantiene abiertos para transeúntes, el centro de día El Fogaril, por un lado, y el taller ocupacional de restauración de muebles, por otro. Ambos espacios volvieron a abrir sus puertas este mes de septiembre, una vez superado el periodo de las vacaciones que se guarda en agosto.


"La gente se queda en Huesca aunque hayan agotado su tiempo de estancia máxima en el albergue municipal, que asciende a cuatro noches y que también se llena todos los días. Eso hace también que aumente la mendicidad en la ciudad", explica Rocío Carrasco, educadora social en del programa de personas sin hogar y responsable a su vez del citado centro de día. "Muchas veces no saben donde ir y Huesca es una ciudad en la que se encuentran cómodos en este sentido. Es tranquila, no tienen miedo de ser agredidos y los vecinos se muestran bastante sensibilizados con su situación y son generosos, les entregan dinero y también comida", añade Carrasco.


El centro de día el Fogaril, donde los transeúntes pueden resguardarse del frío, además de ver la televisión, tomar un café y consultar la prensa, cuenta así con una capacidad máxima para 35 personas, mientras que el taller ocupacional cuenta con otras 25. En este taller dedicado a la restauración de muebles reciben, por trabajar tres días, una asignación de 24 euros. "Se trata de una cantidad que consideramos suficiente para permitirles trasladarse a otro sitio", señala Carrasco. En ningún caso se les pide, por otra parte, ningún tipo de documentación.


"Solemos atender a entre 25 y 30 personas diarias. Una vez pasan la noche en el albergue municipal, acuden al taller ocupacional, para pasar después la tarde en el centro de día El Fogaril", relata Carrasco. Calculan además, una estancia media en la capital oscense que oscila entre una semana y quince días, a pesar de los cuatro días que permite el albergue municipal. "El resto del tiempo lo pasan malviviendo en el casco urbano o bien en la periferia", comenta la trabajadora de Cáritas.


En la organización han detectado, por otra parte, cómo entre estos transeúntes ha ido aumentando progresivamente el número de parejas compuestas por un hombre y una mujer, la mayoría de las veces procedentes de otros lugares de España y que llevan bastante tiempo viviendo en la calle. También ha aumentado, afirma Carrasco, el número de inmigrantes, así como el de gente joven y se han detectado otros problemas, como la drogodependencia.

Vivir en la calle

El año pasado y en espera del cierre de la memoria de este 2011, Cáritas prestó ayuda para salir definitivamente de la calle a 1.394 personas, de las cuales un 6% fueron mujeres. "No siempre es fácil salir de esta situación. En ocasiones, el deterioro tanto mental como físico que padecen a causa de su situación es ya notable. A veces les facilitamos el traslado a otras ciudades, donde Cáritas cuenta con recursos más apropiados a sus necesidades", asegura Carrasco.


Los asistidos deben mostrar además, como afirma la responsable de Cáritas, un interés claro en abandonar su situación. Para ello, la ONG cuenta como recurso, con un piso con cuatro plazas desde donde se facilita esta labor. "Tan costoso es llegar a vivir en la calle como reinsertarse en la sociedad. La solución, en ocasiones, no es tan fácil de encontrar, ya que no solo se pierde un trabajo, sino también unos valores y unos hábitos de vida. La calle crea, además, adicción", subraya Carrasco.-