HIDROGRAFÍA

La sequía se recrudece y mantiene sin agua a 4 pueblos del Pirineo y 14 granjas del Bajo Cinca

Aunque el consumo humano baja tras el verano, Protección Civil alerta de que la situación puede empeorar si no llueve.

Los bomberos llenan la balsa de Terrasa, una de las cinco que abastecen en el municipio de Fraga.
La sequía se recrudece y mantiene sin agua a 4 pueblos del Pirineo y 14 granjas del Bajo Cinca
HERALDO

El fin de las vacaciones y la marcha de los veraneantes ha supuesto un alivio para algunas de las localidades del Pirineo que en los últimos meses sufrían problemas de abastecimiento de agua, pero la sequía persiste, por lo que otros nombres se van sumando a la lista de pueblos en aprietos. Los últimos han sido Aínsa y tres de sus núcleos, donde el Ayuntamiento ha prohibido regar por las escasas reservas de los dos acuíferos de los que se abastecen. Más grave todavía es la situación en otros cuatro pueblos de Jacetania y Ribagorza, que hace semanas que dependen de las cisternas de los bomberos para beber. También están a expensas de las cubas 14 granjas del Bajo Cinca.


Roda de Isábena, con unos 50 vecinos censados, es la localidad más grande de las que recibe periódicamente suministro, ya que las dos fuentes de las que toma el agua apenas manan. Desde agosto, los bomberos del parque de Graus les llevan, una o dos veces por semana, 25.000 litros. La periodicidad de los viajes "depende de la demanda", pero se ha reducido considerablemente tras las vacaciones.


"Ya desde julio nos hemos visto obligados a cortar el agua algunas noches para intentar que se recuperaran los depósitos y se pidió a los vecinos que hicieran un uso racional", explica Alfonso Nasarre, alcalde del municipio de Isábena, al que pertenece Roda, que ahora acaba de acaba de hacer público un bando en el que, como en Aínsa, prohíbe regar huertos y jardines.


"El pueblo se suministra de dos fuentes, una de ellas está prácticamente seca y la otra mana a escasamente un 30% de su volumen habitual, lo que hace que pese a todas las medidas el problema tenga una solución imposible mientras no se ponga en marcha el proyecto previsto de traída de aguas desde las fuentes de San Cristóbal", comenta Nasarre. Por ello, el consistorio ha intensificado en las últimas semanas sus contactos con el Ministerio de Medio Ambiente y con la DGA para reactivar el proyecto, cuya última fase lleva paralizada desde hace tres años.


La otra población ribagorzana que está sin agua es la pedanía grausina de La Puebla del Mon, donde la alerta coincidió con el final del verano. Allí suministraron el 24 de septiembre la primera cisterna de 5.000 litros, aunque de momento no han vuelto ya que solo dos casas están habitadas permanentemente y otras tantas se abren el fin de semana.


Mientras, en Jaca, los núcleos de Osia y Lastiesas Altas llevan desde comienzos de verano recibiendo la visita de las cisternas, al igual que el parador de Oroel, si bien este ha reducido su actividad considerablemente en los últimos días por el descenso de turistas.


Y en el Bajo Cinca, ya son 14 las granjas que se abastecen con cubas. La cifra se ha disparado en el último mes, pues a finales de agosto eran 6 las explotaciones que no tenían agua en las balsas que habitualmente se llenan con la lluvia. Pero «en los últimos siete meses casi no ha caído nada», comenta Ángel Sorolla, jefe de Protección Civil del Bajo Cinca.


La situación ha llegado al extremo de tener que liberar a un bombero y un camión para los servicios de abastecimiento, que se prestan de lunes a viernes en 5 fincas de Fraga, 4 de Ontiñena, 2 de Mequinenza, otras tantas de Torrente de Cinca y una más en Ballobar. En total, en 15 viajes semanales reparten 450.000 litros (5 veces más que hace un mes) y este año ya han distribuido 3.150.000 litros. Pese a lo abultado del dato, Sorolla recuerda que "ha habido años peores, como 2008, cuando llegamos a los 10,7 millones".

 

Ganado estabulado en Sobrarbe

En Sobrarbe, la falta de lluvias derivó ya en agosto en la escasez de pastos, por lo que los ganaderos tuvieron que estabular a los animales antes de tiempo. "Sin agua y con la noche más larga, ya no crece nada", manifestó Joaquín Solanilla, ganadero de Boltaña y presidente de la Sociedad Cooperativa de Sobrarbe. Su preocupación se acrecienta todavía más por el escaso "hilo de agua" que corre por el río Ara. "Todo el Prepirineo está asustado por lo que va a pasar en invierno", advirtió Solanilla. Y es que el problema no tiene visos de resolverse a corto plazo, por lo que desde los parques de bomberos coinciden en que cualquier día recibirán la llamada de algún otro pueblo con las reservas al límite.