HUESCA

La clínica universitaria de Odontología llena en un día las consultas hasta el 17 de mayo

El servicio abrió ayer sus puertas al público y atendió a ocho pacientes, algunos de ellos llegaron desde Zaragoza.

Dos chicas atienden a uno de los primeros clientes de la clínica de Odontología, Antonio Jesús López Caballero.
La clínica universitaria de Odontología llena en un día las consultas hasta el 17 de mayo
JAVIER BLASCO

Huesca. El teléfono no para de sonar y los mensajes electrónicos son continuos. La clínica universitaria de Odontología de Huesca, el centro en el que los alumnos de esta carrera harán sus prácticas con pacientes y que ayer abrió sus puertas al público por primera vez, tiene la agenda completa hasta el próximo 17 de mayo. En tan solo un día y medio, desde que se publicitó el número para pedir citas, han llenado los huecos para un mes de prácticas.

"La gente no llama por curiosidad, no, lo hace para que les demos cita", relató una de las dos recepcionistas que ayer atendían el mostrador de la clínica dental universitaria mientras buscaba un hueco para apuntar a una señora que acaba de telefonera. Era una de las más de sesenta que en día y medio se han interesado por este servicio que la Universidad ha puesto en marcha para cumplir con un requisito imprescindible del currículo de Odontología: que los alumnos del último ciclo realicen prácticas con pacientes. Y la primera promoción que se forma en el campus de Huesca ya está inmersa en esta recta final, concretamente, están en 4º curso.

Bienvenida del decano

A las diez y media en punto cuatro pacientes aguardaban su turno. Eran los primeros clientes de la clínica universitaria de Odontología de Huesca. El decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte, Miguel Chivite, les daba la bienvenida y les explicaba en qué iba a consistir el servicio, atendido por los 25 alumnos de 4º curso. Y enseguida se pusieron manos a la obra. Repartidos en grupos, comenzaron a atender a los clientes en los ocho sillones que se han instalado en la sala.

Antonio Jesús López Caballero fue uno de esos primeros pacientes de la clínica universitaria. "Tenía que empastarme varias muelas, por lo menos tres, y además cambiar un par de coronas que estában desgastadas por lo que decidí llamar a la Universidad". No es que López, vecino de Piedratajada (Zaragoza) conociera antes que nadie el servicio, sino que fue pura casualidad. Pensó que un centro universitario sería más barato y se puso en contacto con la institución académica de Zaragoza hace ya tres meses para ver si lo ofertaban. "Me dijeron que en Zaragoza no, pero que en Huesca tenían que abrir una clínica. Me dieron el número de teléfono, me puse en contacto con la Facultad y les dejé mis datos", relató. Meses más tarde recibió la ansiada llamada: era su turno. "Pero no sabía que era el primer día ni nada", comentó tras la exploración que le habían realizado.

Ahorrarse algún dinero, ya que los precios se han establecido para cubrir costes y sin ningún ánimo de lucro, y contribuir a la formación de los jóvenes que aspiran a ser dentistas fue la motivación de López Caballero para haber optado por esta opción. Y la de Manuel Cortés. Él también llegó desde la provincia de Zaragoza, pero desde la capital, acompañado por su hijo Armando. "Tiene problemas en las encías, es pensionista y los implantes suelen ser carísimos", relató su hijo mientras ojeaba el periódico en la zona habilitada como sala de espera. Fue su padre quien llamó para pedir cita en la clínica hace ya varias semanas. "Lo leyó en el periódico, buscó el teléfono de la Facultad -expuso- y se puso en contacto con ellos". Aunque le comentaron desde el centro que todavía faltaban algunos permisos y que debería esperar.

También por la prensa se enteró Susana Calveyra de la puesta en marcha de este servicio universitario. Esta vecina de Zaragoza lo tenía claro desde un principio: "Hasta ahora iba al hospital universitario de Belbiche, en Barcelona. Así que no me lo pensé dos veces, Huesca está mucho más cerca y decidí llamar", aclaró mientras esperaba su turno. Su opción por los centros universitarios se debió, al igual que el resto de pacientes, por el precio y también por los chicos. "Así aprenden", añadió. Iba a realizarse una revisión completa "y lo que haga falta", narró.

Este año son 25 los alumnos que cursan cuarto de carrera (hay cinco más estudiando en el extranjero con programas como Erasmus o Sócrates) y que se hacen cargo del centro, prácticas que son supervisadas por los profesores, odontólogos colegiados.