PIRINEO

El tercer ataque de la osa mata a cuatro ovejas a solo un kilómetro de un pueblo de Ribagorza

El sonido de las esquilas del rebaño asustado que bajó a Ballabriga alertó a los vecinos en plena madrugada.

Sarousse, la osa llegada del frío que eligió el Pirineo de Huesca
Sarousse,
MEDIO AMBIENTE

El sonido de las esquilas de las ovejas que entraban en el pueblo sobresaltó a los vecinos la madrugada del sábado. Algo había sucedido para que un rebaño se hubiera asustado y bajara a refugiarse en las calles de Ballabriga, un núcleo del municipio ribagorzano de Veracruz. La osa, que desde hace más de un año se ha asentado en esta zona a los pies del macizo del Turbón, ha vuelto a atacar, esta vez a solo un kilómetro de una zona habitada. Cuatro ovejas muertas, una herida y tres más desaparecidas es el balance del tercer asalto de este animal en 2011. Los ganaderos temen que el plantígrado, antes de la hibernación, vuelva a acechar a sus animales.


El hijo de Fernando Garanto Saura, el ganadero afectado, explicó que, como cada día, su padre cuidó de su rebaño en el monte y al caer el sol, regresó a su pueblo para dormir. Las ovejas, unas 300 en total, las había dejado aquella noche del viernes al sábado en la Sierra de Ballabriga, a un kilómetro escaso de su casa.


Estaba acostado cuando el ruido de las esquilas por las calles del pequeño pueblo de Ballabriga le sobresaltó. Algo había asustado al rebaño y en plena noche se había movido del lugar en el que descansaba. Al punto de la mañana, llamó a otros familiares y se acercaron al monte. «Estaban todas desperdigadas: 12 por aquí, 50 por allá, otras tantas por allí», relató el hijo del propietario. Y también hallaron «una oveja devorada y tres más muertas, despeñadas en la estampida que provocó el oso con su presencia», relató el hijo del propietario. Había otra más herida y, tras el recuento del rebaño, han comprobado que les faltan tres animales más.


Los zarpazos que presentaba la oveja que había sido devorada les hizo pensar enseguida en el oso. «No es el primer ataque que se produce en la zona. Hubo uno en primavera en Llert y hace poco más de un mes otro en los pastos de Las Aras, próximos al núcleo de Abella, en el término de Laspaúles», informó el ganadero, quien explicó que todos estos pueblos están muy cerca, en las faldas del macizo del Turbón.


Fotos de las huellas


El pastor no dudó en alertar al guarda que vigila los pasos del oso en esta zona de la Ribagorza. «El domingo estuvo con nosotros», comentó. Aunque fue imposible contrastar la información con el departamento de Medio Ambiente, el ganadero aseguró que el técnico realizó fotografías del animal que había sido devorado y que por la forma en la que lo habían hecho (sacando las entrañas) no cabía duda de que se trataba de un oso.


El guarda del oso también localizó en las inmediaciones del ataque huellas de un plantígrado. Además, colocó una cámara fotovoltaica (disparan con el movimiento) en el lugar del ataque ya que era previsible que el animal volviera a la zona para comer más carne y coger reservas de cara a la hibernación que pronto comenzará. Si bien no se conoce con seguridad de qué ejemplar se trata, todo parece apuntar que es Sarousse, una hembra de origen esloveno que fue liberada por Francia en 2006 y que desde hace un año se ha asentado en esta zona de la Ribagorza.


En los últimos cinco meses, este es el tercer ataque de un oso que se registra en la zona. «Cada vez se producen más al sur», alertó el ganadero que teme que la osa, ante la inminente llegada del invierno y de las nieves, vuelva a intentar atacar a sus rebaños que están en las inmediaciones del pueblo. «Tememos que se haya viciado, acostumbrado a comer carne y se sucedan más ataques». Añadió que además de para ellos, los ganaderos, el oso también puede ser un peligro para otros vecinos y turistas. «Ahora hay mucha gente que sale a por setas al monte. En teoría, dicen que no ataca, pero es que no sabes cómo va a reaccionar», concluyó.