Agentes de Protección de la Naturaleza inspeccionaban ayer la zona afectada por el incendio que el martes arrasó 120 hectáreas en el municipio de Lupiñén-Ortilla, la mayor parte campos de cereales de secano que estaban sin recolectar.

Los agricultores calculan unas pérdidas de unos 70.000 euros, ya que a la cosecha se unen los desperfectos que ocasionó el fuego en algunas parideras. Sin embargo, casi todos tienen suscrita una póliza que cubre el incendio. El alcalde de Lupiñén, Joaquín Til, señaló que hay entre 15 y 20 agricultores afectados. La zona siniestrada está formada por fincas de concentración parcelaria.

Pablo Ruiz es uno de los propietarios que el martes vio cómo las llamas destruían su cosecha en pocos minutos. Este agricultor de Ortilla de 45 años iba a empezar a segar esos campos mañana. De las 33 hectáreas que sembró, 12 fueron pasto de las llamas. Ayer dio parte en la Guardia Civil y avisó al seguro. "Esperaremos a que en un par de días vengan los peritos a valorar. Luego, a que llueva, para que la tierra se humedezca y poder labrar", explicó. Confía en sembrar el año que viene.

El incendio se originó en una finca que se estaba cosechando, por lo que la primera hipótesis apunta a la chispa de una máquina agrícola. No obstante, fuentes del departamento de Medio Ambiente indicaron que la investigación lleva tiempo. Existe un equipo específico de forestales para estos menesteres, que colaboran con la Guardia Civil.

Por otra parte, la DGA ha ampliado a 10 las hectáreas afectadas por el otro incendio del martes, el que quemó márgenes en la vía Zaragoza-Tardienta, a lo largo de 18 km., debido a las chispas del tren.