FAUNA

De profesión, vigilante del oso pardo en el Pirineo aragonés

Un equipo de grandes naturalistas del Gobierno de Aragón controla la zona de los Valles Occidentales, así como la parte oriental de Benasque y Montanuy en busca de osos. Jesús Laín es uno de esos expertos rastreadores.

Jesús Laín, vigilante del oso, recoge en el suelo de un bosque de Ansó la pisada del oso pardo.
De profesión, vigilante del oso pardo en el Pirineo aragonés
EDUARDO VIÑUALES

No solo en la playa hay vigilantes. También los encontramos lejos de la costa, en las montañas. Solo que en estos últimos lugares se trata de unos "vigilantes" un tanto originales, pues no son socorristas? sino que están especializados en el seguimiento de los últimos osos pardos que aún habitan en el corazón salvaje de cordillera pirenaica. Siguen sus pasos para conocer su comportamiento y garantizar la supervivencia.


Jesús Laín (en la fotografía) es una de las cinco personas que pertenece a la cuadrilla de lo que muchos llaman "vigilantes del oso", equipo de guardas naturalistas creado por el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, y que está repartido por distintos valles del Pirineo de Huesca.


"En realidad somos vigilantes de especies catalogadas, pues también trabajamos con otros animales amenazados. Tres personas abarcamos principalmente la zona del Parque Natural de Los Valles Occidentales, y hay otras dos más en la esquina oriental del Pirineo Aragonés, en Benasque y Montanuy? aunque lo cierto es que ante cualquier aviso de ataque o algún indicio de presencia de oso, en el punto que sea del Alto Aragón, estamos obligados a acudir y certificar si la información recibida es correcta o no". Así se explica Laín, vigilante del oso de Ansó que lleva una labor muy ligada a la gente del territorio y que va más allá de certificar y tasar daños del plantígrado en la zona.


También una labor social

"Trabajar día a día con los cazadores, con los ganaderos y con la población local es algo muy importante. Nosotros vigilamos la presencia del oso, nada más. En primavera tenemos que estar muy pendientes de los ataques, que es cuando empiezan a salir al monte los rebaños, ver si hay algún ejemplar cerca de las zonas de pastoreo? hacemos informes y si en realidad hay ataque, certificamos, tasamos y hacemos el expediente para que el Gobierno de Aragón pague lo más rápidamente posible -y así evitar que haya conflicto social-.


También en época cinegética nos atenemos a lo que dicen los planes técnicos de los cotos, que indican que si hay un oso en el área de caza es preciso cambiar la zona de batida", continua explicando este vigilante.


El equipo de vigilantes del oso de Aragón nació en el año 1994 al amparo de un programa LIFE con la Unión Europea, con tres vigilantes. Y con el paso de los años ha ido formándose, creciendo y extendiéndose a otras zonas.


Para localizar y saber si hay un oso o no en ciertos bosques o rincones de la montaña, estos profesionales se apoyan en la gran experiencia personal que a lo largo de sus andanzas les ha llevado a saber cuáles son los pasos habituales para el oso. Y, como es lógico, se ayudan de las huellas que el plantígrado deja en la nieve o el barro, cuando las condiciones del tiempo y el suelo son favorables para dejar dichos rastros.


Pillados por la cámara

Pero su saber más allá, colocando mallas en los árboles para recogida de pelo -con cebo específico- y, en los últimos años, empleando distintas cámaras digitales automáticas fototrampeo que los vigilantes del oso van colocando en puntos clave de los valles pirenaicos. Jesús cuenta que "aportan mucha información que se recoge las 24 horas del día, y los 365 días del año. Aquí no tenemos la suerte de contar con oso radiomarcados, y por tanto hay que recurrir sobretodo a metodología tradicional".


En los últimos años, en el ámbito del Parque Natural de los Valles Occidentales se viene observando principalmente al oso llamado Camille, de "culo pelado", que lleva desde el año 1997 y que está casi establecido a caballo entre los valles de Ansó, Echo y Roncal.


También hay rastros de otro llamado Neré, que es negro, más grande, de origen esloveno, nacido en el valle de Arán e hijo de una osa reintroducida en Francia. Y finalmente hay otro oso autóctono, de nombre 'Aspe-Ouest', también localizado en dos o tres ocasiones en la zona. Del que dicen que no se tiene constancia es del cuarto en discordia, que es 'Canelito', hijo de "Canelle" -la osa que mató un cazador francés- y de Neré. Ninguno de ellos es hembra.


Análisis genéticos

Los vigilantes del oso son capaces de diferenciar que el color de un pelo encontrado o de una pisada pertenecen a Neré, pero todos aseguran que es muy difícil precisar la pertenecía del rastro entre un animal y otro. Por eso muchas veces hay que recurrir al análisis genético de pelos o de excrementos.


Su experiencia les lleva a trabajar con dos conceptos que muchos aún creen erróneamente incompatible: la supervivencia del oso pardo en los Pirineos, y el mantenimiento de la ganadería en la montaña.