gastronomía

Tortosa, la heladería donde se sirve "felicidad" en tarrina, cucurucho o brioche

Teodoro y Herminia llegaron de Moixent en 1935 y en la calle de Almagro fundaron esta popular heladería de Zaragoza.

Noelia Gericó con el brioche relleno de helado que presenta como novedad
Noelia Gericó con el brioche relleno de helado que presenta como novedad
Aránzazu Navarro

En pueblos y ciudades aragoneses se descubren heladerías que levantaron la persiana hace casi nueve décadas, cuando las fotografías eran en blanco y negro, y que continúan poniendo color al día a día con sus propuestas artesanas, pese a guerras, crisis económicas o pandemias.

El sector heladero "no es el mismo que hace unos años", coinciden unos y otros. Será por los innovadores sabores o elaboraciones diferentes, pero la esencia de estas heladerías se mantiene generación tras generación. Un relevo que se ha dado en ambos lados de las vitrinas. Así, se acude en busca de un recuerdo que se convierte en una experiencia que ‘derrite’. Los meses estivales están a la vuelta de la esquina, por donde también continúa la fila para comprar un helado, como ocurre en Helados Tortosa.

Su historia comenzó en 1935, cuando Teodoro y Herminia llegaron a Zaragoza procedentes de la localidad valenciana de Moixent. Primero se instalaron en la calle de Almagro y después ya se mudaron a Don Jaime I. Su hijo Perfecto continuó la estela heladera, un relevo que tomó Noelia Gericó en 2006.

Esta informática llegó al mostrador de Helados Tortosa casi por casualidad. "Era amiga de la hija de los dueños y un día estaba esperándola y había tanto jaleo que le propuse echarle una mano a la maravillosa Carmen Sena... y desde entonces", relata. Verano tras verano se enamoró de este sector y de su magia.

"Al principio solo se vendían dos o tres sabores: nata, turrón y poco más", cuenta Gericó. Ni punto de comparación con la actualidad, cuando, aunque se mantengan esos reductos, cada año se ofrecen nuevas propuestas. Capricho de mayo –chocolate negro, mermelada de naranja, zanahoria y nueces– o Paraíso –de mandarina y pistacho– son solo dos muestras para abrir boca.

Así fue su reapertura

"Para crear una nuevo sabor hay que cuidar los ingredientes y pensar en el público", explica esta heladera artesana, que los prueba antes de ponerlos en la vitrina. "Siempre llevo una libreta en la mochila por si se me ocurre alguno", confiesa Noelia.

En Tortosa se han adaptado a las necesidades de la clientela: variedades veganas, sin gluten, aptos para diabéticos... Gericó defiende que el helado es un "alimento completo" y, en su caso, "natural y saludable", ya que los ofrecen con un 8% de grasa y poco azúcar. "Vendo felicidad", dice y lo corroboran sus clientes, tanto zaragozanos como turistas, que cada verano desafían los 40 ºC.

Mientras que los helados están en alza, el consumo de horchata y de granizados ha bajado un poco. Ella los elabora de forma tradicional: "Nuestros granizados son zumos naturales y la horchata solo contiene las chufas, agua y azúcar, aunque también la tenemos sin él".

Hace unos meses Tortosa creció y la ampliación del local ha sido un éxito, como se puede comprobar cada tarde. Pero el cambio no solo ha sido en el espacio, sino también en la carta, ya que ahora ofrecen punteras propuestas como el brioche relleno de helado. Pero bueno, que promete más novedades que este verano ya disfrutarán varias generaciones, como se ha hecho desde hace casi nueve décadas.

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