gastronomía
Un canto de grillo que es 'cri cri' y también 'chín chín'
Este vino de El Grillo y la Luna es 100% de la variedad chardonnay y en boca se muestra sedoso y fresco.
Cuando un grillo está cerca, se escucha "cri cri", sin embargo, en ocasiones su canto también puede hacer "chín chín". Es lo que ocurre cuando se brinda con El Canto del Grillo, el vino de la bodega oscense El Grillo y la Luna, de la D. O. Somontano. En la añada de 2013 consiguió 92 puntos en la Guía Peñín.
En la botella (33,90 euros) se encuentra una única variedad de uva: chardonnay. Cuando este vino llega a la copa, cambia su transparencia por un tono que aúna un amarillo limón vivo y brillante, en el que se reflejan algunos ‘flashes’ dorados de su paso por barrica.
En nariz es tímido, ya que se esconde al principio, sin embargo, conforme se oxigena comienzan a aflorar un desfile de aromas intensos y elegantes. Las notas cambian cuando pasa el tiempo de minerales a tropicales con un fondo tostado, lo que lo convierte en largo. Sedoso, potente y fresco a la vez, lo definen en esta bodega.
Las cepas están a 390 metros, en la parcela Pelegrín, de suelo calcáreo y gravas. Su vendimia es la primera semana de septiembre y es totalmente manual. Una vez en la bodega, se reservan en una cámara hasta que los granos alcanzan los 4 ºC. Los racimos, que no se despalillan pero se estrujan levemente, se disponen en el cestillo de la prensa vertical para someterlos a un ligero y delicado prensado. Se obtiene un mosto, que se guarda en acero inoxidable.
El próximo destino son las barricas nuevas de roble francés, donde estará unos 15 días de fermentación a baja temperatura. Con el proceso terminado, comienza la crianza: permanecerá medio año con las lías en las barricas, lo que le brindará "suavidad, complejidad aromática y estructura". No obstante, la bodega cuenta con una novedad: la crianza en huevos de hormigón.
De la última añada se han elaborado 4.900 botellas, es decir, una producción de 3.000 litros.
