personas con sabor

Eneko, de 'MasterChef': "Hay que dar valor a la garnacha, que es la reina de nuestros vinos"

El exfutbolista, que en emisión todavía está en ‘MasterChef’, habla a HERALDO sobre el programa y Zaragoza.

El exfutbolista zaragozano emplata una receta en las cocinas de 'MasterChef', donde todavía está concursando.
El exfutbolista zaragozano emplata una receta en las cocinas de 'MasterChef', donde todavía está concursando.
RTVE

El zaragozano Eneko Fernández colgó las botas del fútbol profesional hace unos años y ahora juega un buen partido en las cocinas de ‘MasterChef’. 

Elegante como en los posados de modelo, compañero como en el césped y con nobleza aragonesa. Así ha sido su salto a la pequeña pantalla, que ha ido de la mano del aplauso del resto de aspirantes, de los jueces y del público. Semana a semana ha conocido el sabor de lucir el brazalete de capitán, de subir a la galería de salvados y también ha vestido el delantal negro. En la emisión todavía está dentro de la academia y fuera le espera un dulce futuro, aunque confiese que "es más de salado".

¿Siempre había sido cocinillas?Desde que me marché de casa de mis padres en Zaragoza, a los 23 años, tuve que empezar a cocinar a diario. Al principio era más cocina de supervivencia, pero poco a poco empecé a interesarme mucho más y a probar cosas.

¿Qué le llevó a ‘MasterChef’?En realidad nació de la gente de mi alrededor. Mi familia y amigos llevaban años diciéndome que me presentara, pero pensaba que no me cogerían, que era imposible. ¡Qué equivocado estaba!

¿Cree que su intervención puede cambiar su futuro?Estoy seguro de que así será. Mi ilusión y la de mi mujer es que trabaje en gastronomía, que es lo que me apasiona, y ‘MasterChef’ me abre esa puerta.

Eneko, en un momento de cocinado en las cocinas de 'MasterChef'.
Eneko, en un momento de cocinado en las cocinas de 'MasterChef'.
RTVE

¿Qué es lo que más valora de este formato?Infinidad de cosas, pero creo que la clave es esa mezcla de cocina con la propia realidad de cada uno de los aspirantes. Que se muestren las dos cosas: nuestras habilidades en los fogones con las personalidades en situaciones límite. Creo que forman un cóctel que engancha al espectador.

¿Qué considera más difícil? ¿Repartir ingredientes a sus compañeros para que se la jueguen o vestir el delantal negro?Siempre es más difícil entrar a la prueba eliminatoria. Hay una adrenalina brutal porque no sabes de qué tratará. En mi caso, rezo para que la prueba no sea de repostería porque, aunque estoy aprendiendo mucho de cocina dulce, es donde menos fuerte me siento. Las ‘ventajas’ como repartir ingredientes a compañeros a veces son situaciones incómodas, pero nada da más miedo que el delantal negro en un mal día.

El trabajo en equipo es clave, ¿ha aplicado valores del deporte?¡Rotundamente, sí! No solo en las pruebas por equipo, que obviamente ayuda mucho. También es muy importante la convivencia, porque un vestuario es exactamente eso: personas de edades diferentes, que venimos de sitios y contextos distintos, compitiendo. Porque en un vestuario también te enfrentas por un puesto en la convocatoria o en el once inicial, y lo haces contra la persona de al lado. En ese sentido, sí que me he adaptado muy bien a competir, eso sí, intentando siempre dar ejemplo de respeto y de deportividad.

¿Qué le ha enseñado la cocina más allá de trucos y recetas?Para mí, aparte de todo el disfrute y el ‘gochismo’, es cultura. Siempre me ha resultado muy estimulante viajar a través de los sabores de un plato utilizando ingredientes o especias de otros sitios. Es interesante aprender cómo hacen las cosas en otras partes del planeta o incluso dentro de nuestra propia geografía. La cocina nos habla de la historia, del clima o del desarrollo de cada lugar.

Eneko, en un momento de cocinado en las cocinas de 'MasterChef'.
Eneko, en un momento de cocinado en las cocinas de 'MasterChef'.
RTVE

Triunfa en las redes sociales, ¿cómo recibe ese cariño?¡Muy feliz! Estoy encantado de la cantidad de mensajes que recibo de antiguos compañeros, del fútbol, de Corazonistas, de Alfajarín... Es muy bonito que te ocurra esto y te ponga en contacto con gente que hace 30 años que no ves.

También ha conocido productos de toda España, ¿se valoran los de Aragón?¡Mucho! Yo al menos siempre lo hago. Creo que muchas veces miramos fuera más que a lo que tenemos cerca y no valoramos lo de casa. Gozamos de una huerta sensacional, un ternasco que nada tiene que envidiar a los mejores y no puedo dejar de hablar de los vinos de Aragón, de los que soy un tremendo enamorado. Hay que dar valor a la garnacha, que es la reina de nuestros vinos.

Con todo lo aprendido en el programa, ¿qué haría con una borraja que no sea cocerla con patata?Haría un plato clásico que se come mucho en mi casa: borrajas con almejas. Mi madre lo hace y siempre intento replicar su sabor. Pepe Rodríguez nos dice que los platos clásicos, para reinterpretarlos e introducir técnica, deben de estar al menos tan buenos como el original y este es un claro ejemplo en el que menos es más. Un clásico que siempre triunfa.

¿Es más de plato de siempre, de novedades o de una mezcla?Mezcla de ambas. La innovación no existiría sin las bases y los cimientos de la tradición. Si estuviera entre la espada y la pared para elegir siempre me decantaría la tradición. No existiría la cocina de hoy en día sin ella.

¿Cuál esa receta que le recuerda a Zaragoza?Las migas con uva, y si se te cae encima un huevo frito... ¡apaga y vámonos!

Si le propongo un vermú en su ciudad natal, ¿dónde me llevaría?Hay muchos sitios que me encantan, pero si tengo que elegir te diría El Bula en el centro, Bodegas Almau en el Tubo, el Entalto en La Magdalena y cualquiera de la plaza de Santa Marta.

¿Es laminero?Soy más de salado que de dulce, la verdad, pero no me puedo resistir es a la trenza de Almudévar... me vuelve loco.

¿Y a qué recurre cuando se quiere dar un capricho?A un buen vino, siempre tengo en casa alguna botella de Fagus o de Tres Picos.

Eso en la bodega, ¿pero qué no puede faltar en su despensa?Tengo muchísimas salsas y especias de todo el mundo. Los amigos cuando vienen a casa alucinan al ver la cantidad que hay y les entra la risa cuestionándome si conozco todas. Después le preguntan a Cris (su mujer) si me he vuelto loco y ella les suele decir que sí, que no paro. Es algo que me apasiona y que va más allá de cocinar. Me gusta viajar a través de la comida y me resultan muy estimulantes los sabores de otras culturas mezclados con el producto de aquí.

Ha confesado que le apasiona el mundo del vino, ¿cómo cree que se puede popularizar más entre los jóvenes?Creo que siempre se ha relacionado con la gente mayor y no triunfaba tanto entre los jóvenes, pero tengo la percepción de que en los últimos años está cambiando. Creo que se interesan mucho más por la gastronomía y por el vino, lo que es una excelente noticia. El fenómeno ‘foodie’ nos ha invadido desde las redes sociales y, si tiene algo bueno, es que ha llamado la atención de muchos de nosotros.

¿Con quién le gustaría brindar?Con mi abuelo Eloy, porque, aunque ya no sea posible, echo mucho de menos pasar los veranos con él, tomando un vino a la sombra de la parra. Y por supuesto, con todos los zaragozanos el próximo octubre en las Fiestas del Pilar.

Apúntate a la newsletter de gastronomía de HERALDO y recibe en tu correo recetas para hacer en casa y las últimas noticias del sector.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión