Hasta la cocina

La cuna de reputados chefs y donde se cuece el futuro de la cocina en Huesca

La Escuela de Hostelería San Lorenzo de Huesca es uno de los centros aragoneses donde se forjan nuevas generaciones de cocineros, personal de sala y panaderos, entre otros.

Una clase en la Escuela de Hostelería de San Lorenzo de Huesca.
Una clase en la Escuela de Hostelería de San Lorenzo de Huesca.
Verónica Lacasa

A simple vista se ven cocinas que poco se diferencian de las de un restaurante, pero en realidad son –han sido y serán- el lugar de formación de decenas de generaciones de cocineros, jefes de sala y demás profesionales de la gastronomía. Son las instalaciones del CPIFP San Lorenzo, la escuela de hostelería y turismo de Huesca. Pero la historia se repite en Zaragoza y Teruel.

"Son lo más parecido posible a una de restaurante, con cámaras, cuarto frío...", apunta Teresa Castaño, directora del centro. Carros de bandejas, grandes campanas, hornos, largas encimeras, máquinas de vacío y los fuegos son parte del equipamiento que, con la enseñanza de los docentes, da forma a los futuros profesionales –"en tan solo 18 meses salen al mundo laboral", detalla Castaño–.

En el centro las definen como "cocinas educativas y pedagógicas". En unos casos harán sus pinitos en los fogones y en otros buscan la especialización. "Es genial porque ves alumnos de 2º o 3º de la ESO que no encuentran su sitio y vienen con nosotros. Es muy enriquecedor porque a los más jóvenes les ayudas a descubrir el sector –explica entusiasmada la directora–. Y en las cocinas de enfrente, otros más mayores estudian un grado medio o superior… Todos interactúan y participan en la comida y servicio que se da al cliente de la calle". Precisamente, Castaño confiesa que los alumnos les transmiten "mucha ilusión" y "ganas".

"Para mí es un rincón muy especial, tanto como exalumna y como exjefa de estudios", reconoce Teresa. De hecho, estas instalaciones oscenses han sido el aula de miles de alumnos desde que abrió sus puertas hace casi cuatro décadas. Entre ellos está un universo de soles Repsol y estrellas Michelin, de los que están tan orgullosos en el centro, igual que de los estudiantes que un día pasaron por estas aulas y en la actualidad se dedican al sector. "Si vas a comer por ahí o te tomas un café, casi seguro que te cocina o te lo sirve un exalumno de la escuela, pero no solo en Huesca, sino a lo largo y ancho de toda la comunidad", defiende Castaño.

"Es una evolución constante y evolutiva", manifiesta la docente, tanto por su parte como por el mensaje de los alumnos que recogen. En la oferta formativa se encuentran grados medios y superiores de restauración, cocina y gastronomía y el especializado de panadería, repostería y confitería, además de los de estudios de turismo e industria alimentaria. En el centro educativo analizan que el perfil de los alumnos, entre los que también los hay con discapacidad, cada vez es de más edad.

Una clase en la Escuela de Hostelería de San Lorenzo de Huesca.
Una clase en la Escuela de Hostelería de San Lorenzo de Huesca.
Verónica Lacasa

En función del tipo de formación son cocinas modulares –cada una con su fregadera, horno, fuego y freidora, entre otros–, que cuentan que son la delicia de los profesionales que les visitan. Aunque también las hay comunes, donde trabajan en partidas, lo que les asemeja más a la rutina hostelera, esa de la que ya forma parte.

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