El truco de las torrijas caramelizadas de Karlos Arguiñano para sorprender en Semana Santa
El toque final lo ponen las cuatro bolas de helado y unas hojas de menta.

Quien siga habitualmente el programa de cocina de Karlos Arguiñano en Antena 3 sabrá que su hermana Eva suele encargarse de los postres. Es la regla no escrita, y como todas las reglas, tiene excepciones, consistentes en que sea el propio Karlos el que se aplique con los dulces. Y estando la Semana Santa tan cerca, recordar sus torrijas caramelizadas sin rebozado parece una buena idea. Es cierto que todos preferimos la que hacen nuestras abuelas, pero probar la que propone este maestro de la cocina y el buen humor puede ser una alternativa interesante, además de saludable.
No es un postre de dieta, pero sí ahorra algunas de las cargas calóricas tradicionales de la especialidad. Arguiñano emplea los siguientes ingredientes:
- 2 rebanadas gruesas de pan de molde. Hay que comprarlo sin el corte tradicional de un centímetro, y cortarlas en casa con al menos el doble de grosor
- Medio litro de leche
- 2 cucharadas de leche condensada
- 1 rama de canela
- 1 naranja
- 1 limón
- 4 cucharadas de azúcar
- 4 bolas de helado
- Hojas de menta
Cómo hacer las torrijas de Karlos Arguiñano, paso a paso
El proceso comienza de manera tradicional, aunque con el toque personalizado de la leche condensada, que se mezcla en cazuela al fuego con la leche. Ahí mismo se suma la rama de canela, para que empiece a aromatizar la leche. Después de lavar la naranja y el limón, se sacan 3 pequeñas cortezas de cada fruta y se añaden a la leche. Se deja cocer todo a fuego suave entre 6 y 8 minutos.
A continuación, se cortan las rebanadas de pan de molde por la mitad y se colocan en un recipiente hondo, capaz de recibir la leche caliente aromatizada.
Una vez dispuesto el pan, se cubre con la leche, hasta que empape bien; luego se retiran las rebanadas cuidadosamente con una espátula para que no se rompan. Acto seguido se colocan sobre un plato o recipiente plano. Ahí se cubren con el azúcar y se caramelizan con un soplete de cocina. El emplatado es sencillo: torrija, una bola de helado (la vainilla le va bien) y unas hojas de menta para decorar. Esta vez, lógicamente, Arguiñano se ahorra el perejil.