(des)tapa secretos
Una tostada dulce y salada que sabe a Leciñena
La Tostada de pan dulce de Leciñena triunfa en Méli Mélo y El Méli del Tubo desde hace más de una década.
No se ha presentado a ningún concurso, pero la tapa con pan de Leciñena de Méli Mélo y El Méli del Tubo de Zaragoza bien podría tener algún título. "Tiene el mejor premio, el reconocimiento del público", celebran. Desde 2005, cuando se fundó el primero de ellos, se han servido «cientos de miles» de estas tapas. La localidad monegrina es alma de la tapa y el pueblo de las hermanas Raquel y Silvia Marcén, al frente del bar junto a Ángel Díez, el marido de Silvia.
La base es una guitarra de la panadería Escanero de Leciñena –localidad con fuerte impronta panadera–, un pan semidulce que trocean en rebanadas. "Nos las traen José Luis y Fina, mis suegros", cuenta Ángel. Sobre ella pintan compota de tomate, tomate de Barbastro, champiñón salteado y un blanco de Guijuelo. Se mete al horno y, por último, se bautiza con un ajo aceite muy suave que tiñe de verde el rastro de la tapa en el plato.
Cautiva el paladar desde el primer mordisco. Es crujiente y con elegancia pringa hasta la comisura de los labios. Las notas dulces de la base son la pareja perfecta del salado tocado del tocino. A pesar de tener todos los sabores en un único bocado, se pueden identificar todos y cada uno de los ingredientes.
Ángel propone tomarla con un la tisana que preparan en el propio establecimiento: una combinación de vermú, tinto de verano y espuma de cítricos que coronan con una rodajita de naranja y menta. Aunque también encajaría con una copa de chardonnay o cava.
Reconocidos nombres de la música, del deporte, del teatro y de la política se han deleitado con la tapa de Leciñena. Es fácil de comer y, por suerte, se puede disfrutar todos los días porque la hacen de lunes a domingo. Y no solo eso, sino que encaja para un vermú, una merienda o para rematar una velada de tapas por el Tubo.
